28. La simpleza de las rosas

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No existen buenos o malos relatos, solo existen los relatos que logran cautivar tu corazón, de esos que te penetran el alma hasta lograr quedarse contigo por toda la vida.

Justo como ocurrió con los ojos de José Zambrano; tan bellos que no importaban si cerraban los ojos, estos tenían la magia de nunca desaparecer de tu mente, aquellos ojos de un hermoso café como granos de cacao, tan hermoso y puros que no llegan al entendimiento de Luis García.

"Porque esos ojos lograban que me sintiera tan vivo"

Sus palabras retumbaban en su mente mientras seguía clavado con los ojos del estudiante nuevo del colegio. Todos los estudiantes murmuraban mientras el docente explicaba las normas básicas a José, este mostraba una sonrisa mientras llevaban un cuaderno a su pecho.

Luis es considerado un caso perdido: abandonado por su padre tras largarse con su moza; tiene un hermano con deficiencia en la escritura y para empeorar, no tenía motivaciones en su vida. Solo esperaba terminar las clases, encerrarse en su habitación y repetir el ciclo otra vez. Para sus dieciséis años era absurdo que no participará en clases o mostrará el más mínimo interés a las asignaturas. Todo cambio cuando el estudiante nuevo abrió la boca con alegría:

—¿Está ocupado?

No espero una respuesta para sentarse junto al asiento de Luis, este último observó con mayor atención al chico nuevo. No había nada especial en él, era otro chico moreno del montón, nada destacable, un cero a la izquierda a excepción de sus ojos que tenerlos tan cerca era casi mirar a una brillante estrella, eran hipnóticos, preciosos como una joya valiosa.

—¿Tengo algo en la cara? —preguntó José con una sonrisa en el rostro.

Esa era otra cualidad que podía destacar Luis sobre el nuevo: Poseía una linda sonrisa. En cada segundo que la clase transcurría con normalidad, Luis no dejaba de observar al chico nuevo, era su nueva obsesión, era casi como si fuera el ser más perfecto de la creación cuando él mismo era consciente que no era para tanto; sin embargo, eso no parecía un impedimento para seguir mirándolo.

Las semanas pasaron y su obsesión por el nuevo no parecía disminuir, incluso se podía decir que aumentaban día tras día. No ayudaba que ese chico lo seguía a todos lados mientras sus ojos bailaban por todo el lugar y su sonrisa hacía acto de presencia.

—¿Qué tal te fue en el partido? —preguntó José comiendo su tostada.

—¿En serio te interesa saber? —cuestionó Luis bebiendo jugo de naranja.

—Somos amigos, y me gustaría saber todo lo que pasa en tu vida.

"Somos amigos"

Esas simples dos palabras llegaron a atormentar a Luis más que otra palabra que había escuchado.

Para Luis, José tenía una magia casi indescriptible, era casi un ser fantástico y eso lo asustaba. Le daba más poder a un chico que no parecía importarte lo que digieran de él, era casi como endiosar una persona sin ninguna cualidad. Pero parecía no importarle, le hacía feliz pasar tiempo con él y demostrarle su aprecio en llevarlo al parque La Carolina para disfrutar las tardes después de clases.

El chico de ojos cafés se emociona como niño pequeño por recorrer todo el parque como si fuera la primera vez; tirando sus zapatos para danzar descalzo en el césped. Eso alegraba a Luis, quien siempre veía el parque como un simple lugar sin gracia, hasta que pudo entender como cosas tan simples como quedarse recostado en el césped observando las flores podían convertirse en un momento mágico con la persona correcta.

—En ocasiones me encantaría ser una rosa —José menciona ese hecho mientras observa a los niños jugando en los juegos mientras Luis estaba recostado a su lado.

Paper Rings (Boys Love) | COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora