Michael López necesita un novio.
Theodore Miller necesita un novio.
Ambos necesitan un novio urgentemente.
Michael López siente que tener novio no es la octava maravilla, y tarde o temprano todos los tendrán. Solo que ahora debe apurar en conseguir...
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Al abrir los ojos, mi primera imagen no fue ver las estructuras de Venecia o incluso ver algo novedoso. Mi primera imagen era el pecho de Teddy; cosa que no menosprecio. Amo cada parte de mi novio y sobre todo amo hundir mi rostro en su pecho y sentir su calor con el mío, el sonido de sus latidos y cómo sus brazos me rodean.
—Buenos días, amor.
Acerco mis labios a su cuello para depositarle un beso en donde mis labios tocan con delicadeza su piel. Voy bajando lentamente a la par que Theo me aprieta con sus brazos.
—Por favor, despiértame todos los días de esta manera.
—¿Todos los días? —pregunto mientras seguía besando su cuello.
—Todos los días.
Doy un último beso para luego ponerme encima de él. Sus ojos verdes brillaban, reflejándome en ellos.
—Te cansarías de mis besos, todo el mundo se cansa de repetir los mismos y lo mismo —Asiento el trasero cerca de su bulto mientras coloco mis brazos en su pecho, siendo el único soporte que evita que nuestros labios se toquen—. ¿No es verdad, Teddy?
Su rostro se veía algo cambiado al paso de los años. Sus pecas aún siguen visibles —he besado cada una de ellas más de una vez— sus ojos verdes brillan más cada día. Su pelo era un caos de color avellano. Todo sigue igual, solo que ahora se le agregan los rastros de barba en su barbilla y las bolsas negras marcadas debajo de sus ojos. Una vez le dije que se parecía a un escritor veterano y verlo ponerse rojo de la pena, logró cautivar mi corazón y provocará que besara a esos nuevos agregados para demostrar que amaba cada parte de su cuerpo, sea nueva o antigua.
—Oh, mi Michi, podría estar atrapado en la monotonía y aun así desear por otro de tus besos. —Acerca sus labios contra los míos por un par de segundos y luego sonríe de manera tan tierna que tengo que ocultar mi rostro rojo en su pecho.
—Tan cursi como siempre, Miller.
—Tan lindo como siempre, López.
Theo se empiezan a incorporar en la cama hasta lograr sentarse, pero sin despegarse de mi lado. Con sus brazos me acerco a su pecho y puso su cabeza entre mi cuello, lo besaba con ternura y los rastros de barba me provocaba cosquillas.
—Quisiera explorar tu cuerpo en este mismo instante.
—Creo que volverme tu novio, te ha vuelto un chico demasiado caliente, Teddy —tomo sus mejillas con mis manos.
—Solo contigo, tengo ganas de hacer mil y una cosas —besa mi nariz—. Tienes un encanto único, Michi.
—¡Teto!
Antes que la conversación se pudiera poner más picante, el sonido de la puerta siendo golpeada, acompañada con los gritos de una niña pequeña fueron suficiente para que mi novio saliera de la cama como un rayo, se arregla un poco, me mirara a mí, yo pongo los ojos en blanco mientras sonrió y él vuelve a mirar a la puerta. Solo hay una persona; además de mí; quién puede probarle una gran sonrisa.
