Capítulo 6

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                           La Cena especial

Luego de dirigirse a un restaurante precioso, en las bellas calles de Madrid, que emocionante no? Bueno más que emocionante romántico

Te puedes imaginar el hermoso restaurante, una mesa preciosa con un mantel blanco, copas de vino y unas flores rosas rojas, tan rojas como el vino que estaba servido.

A Max le encantaba la sensación de estar en una cena así, se sentía en las nubes, en el cielo sólo podía pensar en que tenía al mexicano enfrente de él como su cita.

Los dos chicos se encontraban en el restaurante sentados cara a cara, mientras miraban la carta para pedir su comida.

era un silencio precioso, simplemente vivía en el momento y lo disfrutaban, pero el holandés rompió el silencio.

- El lugar está precioso tienes buen gusto - dijo el chico mientras metía su cara en la carta.

- me alegra que te haya gustado Maxie - dijo entre pequeñas risas.

Los dos chicos estaban hablando de cualquier estupidez que se les pudiera pasar en la cabeza en ese momento.

- que tal los niños? - pregunto Max con una sonrisa, Max los amaba y adoraba.

- para que mentirte molestos conmigo- dijo el mexicano mientras reía.

- contigo? Porque si eres el mejor padre- dijo mientras lo miraba detenidamente.

- querían venir, querían verte, les caes mejor que yo, créeme te aman más que a mi- dijo el mexicano entre carcajadas.

- lo dudo vamos eres su padre - dijo mientras reían.

Pasaron así tiempo mientras comían y charlaban, juntos era una noche encantadora el restaurante estaba solo, para Max era simplemente una casualidad que el restaurante estuviera vacío, para Checo no tanta casualidad

No es como que haya rentado el restaurante sólo para ellos dos esa misma noche y haya contratado todo el servicio para sólo tener una cena romántica, ya saben cosas de gente de dinero.

La noche pasó asombrosa juntos a la luz de la luna mientras hablaban de cualquier estupidez que se ocurrieron, desde cómo era que Horner les criticaba hasta el alma a a sus conclusiones de quién era el enamorado de Hamilton, habían demasiados temas que les gustaría hablar toda la noche pero las horas fueron cayendo, de las nueve de la noche a las 2:30 de la mañana del lunes.

La cena se les había extendido más de lo planeado entre risas no se sentía el tiempo, entre amores el tiempo, entre nombrados el tiempo se frenaba, los dos están lo suficientemente concentrados uno en el otro para darte cuenta de las cinco horas que habían pasado juntos.

Hasta que les dieron las tres de la mañana y notaron la hora.

Max tomó su celular para enseñarle una foto a Checo del tema que estaban hablando en este momento, pero en cuanto lo prendió se dio cuenta de la hora.

- Ya viste la hora dios mío.- dijo el holandés con un tono de asombro.

- no porque? - dijo el mexicano mientras tomaba su vino.

- Checo son las tres de la mañana - dijo mientras procesaba las propias palabras que había dicho.

- LAS TRES DE LA MAÑANA?- dijo Checo con asombro no había sentido las horas según el eran apenas las 11 o 12, pero no las dos de la mañana.

Caminos cruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora