Dia 1: PRUEBA DE EMBARAZO

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El Hotel, a menudo un lugar de caos y extravagancia de forma usual, ahora se encontraba envuelto en una atmósfera inusualmente silenciosa y tensa esa tarde. Alastor, el conocido demonio de los radio, estaba sentado en su habitación, con su rostro pálido y una expresión de preocupación. Los finos detalles del mobiliario parecían desdibujarse mientras su mente estaba centrada en una verdad que no podía ignorar por mucho más tiempo.

Había pasado una semana desde aquella noche caótica en la que, en un estado de embriaguez compartida, Alastor y Lucifer habían cruzado una línea que ahora tenía consecuencias muy reales en su cuerpo y persona. La noticia de un posible embarazo había llegado como un impacto brutal, dejando a Alastor en un estado de confusión y ansiedad. La situación era aún más complicada por el rechazo inicial de Lucifer a aceptar la responsabilidad del acto cometido entre ambos aquella noche, alegando que la noche había sido una simple consecuencia de la borrachera.

Con una determinación de acero, Alastor había decidido dar un paso adelante y hacerse una prueba de embarazo para confirmar la realidad de la situación. Mientras su mente se tambaleaba entre la incredulidad y el miedo, su decisión de realizar la prueba era una mezcla de desesperación y esperanza.

En el baño del Hotel, Alastor se encontraba solo, con el envase de la prueba de embarazo en la mano, contemplando su reflejo en el espejo. Su figura reflejaba una mezcla de angustia y determinación, y su habitual sonrisa maquiavélica se había desvanecido por completo. La prueba, un simple dispositivo con un resultado indudable y condenatorio, representaba el último paso hacia una verdad ineludible.

Respirando profundamente, Alastor se dirigió al baño y realizó la prueba con movimientos metódicos. El proceso era simple, pero para él, cada segundo que pasaba se sentía interminable. Mientras esperaba el resultado, el demonio se permitió un momento de reflexión, intentando lidiar con las emociones abrumadoras que lo invadían segundo tras segundo.

Los minutos parecían relentizarse interminablemente hasta que finalmente, la prueba mostró el resultado que condenaría su pronto destino futuro . Alastor miró el dispositivo con una mezcla de temor y resignación. La línea que indicaba la confirmación del embarazo era clara y evidente. La realidad de la situación se asentó sobre él con un peso implacable, y el pánico y la ligera tristeza se mezclaron en su corazón.

- Así que es real... - murmuró Alastor para sí mismo, su voz llena de un dolor palpable ante la noticia de un ser vivo creciendo en su interior.

Decidió no enfrentar la situación solo y, con una sensación de urgencia, se dirigió al salón principal donde Charlie, Angel Dust y otros residentes del hotel estaban reunidos. Sabía que necesitaría su apoyo para enfrentar el desafío que se avecinaba.
No podría ni estaba seguro de que puede hacer las cosas correctamente si se aísla y oculta su estado recién descubierto.

La sala estaba llena de voces animadas y charlas hasta que Alastor entró, su presencia imponente eclipsando el ambiente previamente alegre y emocionado. El resto, al notar la expresión grave e inusual en su rostro, se silenciaron instantáneamente y lo miraron con preocupación.

- ¿Todo está bien, Alastor? - preguntó Charlie, acercándose con una mirada de inquietud. Fue la primera en hablar y buscar respuestas.

El demonio asintió lentamente y, con un suspiro profundo, comenzó a hablar con una mezcla de inseguridad y determinación.

- Tengo algo que necesito decirles... - dijo Alastor, su voz cargada de emoción. - He confirmado que estoy embarazado.

Un silencio sepulcral llenó la sala mientras las palabras de Alastor se asentaban en la mente de cada uno de ellos. La sorpresa y la preocupación se reflejaron en sus rostros mientras intentaban procesar la noticia.

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