DÍA 3: LACTANDO

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El despacho de Alastor estaba sumido en un silencio inquieto, interrumpido solo por el suave murmullo de una lámpara singular de escritorio. Había estado trabajando en una serie de documentos importantes cuando, de repente, sintió una molestia que no había experimentado antes. Era una sensación de presión y una incomodidad en su pecho que le resultaba sorprendentemente incómoda.

Se levantó, intentando estirar los músculos tensos en un esfuerzo por aliviar el malestar. Sin embargo, la sensación persistía, y algo en su cuerpo estaba cambiando de una manera que no podía ignorar. A medida que se movía por la habitación, la incomodidad se volvía cada vez más evidente, hasta que se dio cuenta de que tenía que investigar lo que estaba ocurriendo.

Dirigiéndose hacia el espejo grande en una esquina de la sala, Alastor se observó con una mezcla de curiosidad y preocupación. Desabrochó su saco y camisa con un movimiento meticuloso, revelando el área de su pecho que ahora parecía ser la fuente de su malestar. Para su sorpresa, notó que había comenzado a haber una pequeña secreción, algo que nunca había anticipado en su existencia.

¿Qué demonios está pasando? — murmuró para sí mismo, con un tono de incredulidad y confusión. — Esto es completamente absurdo.

Se acercó al espejo, examinando la situación con una atención minuciosa. Aunque su naturaleza demoníaca le daba una perspectiva única sobre muchas cosas, esto era una experiencia completamente nueva. No sabía exactamente cómo manejarlo, pero entendía que debía encontrar una solución para aliviar la incomodidad.

Decidió buscar en sus antiguos libros, en un intento de encontrar alguna referencia sobre estos síntomas inesperados. La búsqueda fue meticulosa, moviendo papeles y libros a medida que pasaba las horas en una combinación de frustración y determinación.

Después de un tiempo, encontró una referencia sobre los cambios físicos que pueden ocurrir durante el embarazo, incluyendo la lactancia. A pesar de que la información estaba en un tono académico y distante, le ofreció una idea de lo que estaba experimentando. Entendió que la secreción de leche podía ser una parte natural del proceso, un hecho que le resultaba tanto desconcertante como fascinante.

Con una resignación pragmática, se dirigió a la cocina, buscando una solución práctica para manejar la secreción. Utilizó una pequeña toalla para absorber el líquido y tratar de aliviar la incomodidad. Mientras lo hacía, se permitió reflexionar sobre lo surrealista de su situación.

En un momento de tranquilidad, se apoyó en la encimera de la cocina y miró hacia el vacío con una sonrisa melancólica. Aunque había estado acostumbrado a la extravagancia y al caos, este aspecto del embarazo le ofrecía una nueva perspectiva sobre su existencia.

Bueno, parece que me enfrentaré a esto con el mismo nivel de sofisticación con el que manejo el resto de mis asuntos. — dijo en voz baja, tratando de encontrar humor en la situación. — Si esto es lo que viene con el paquete, lo aceptaré con gracia.

Alastor regresó a su despacho, adaptándose a esta nueva parte de su vida con la misma elegancia y determinación que había caracterizado su existencia hasta ahora. Aunque los síntomas de la lactancia eran un desafío inesperado, también representaban una nueva faceta de su experiencia que ahora debía integrar en su vida.

                              📻 🎙

El lugar, a pesar de su aire caótico y su continuo bullicio, se había convertido en un lugar de calidez y apoyo para todos sus residentes, especialmente para Alastor durante su embarazo. Sin embargo, hoy, un nuevo desafío del día había surgido para el antiguo locutor de radio.

Alastor, con su vientre abultado ahora claramente visible, caminaba por los pasillos del hotel con una expresión de angustia. Cada paso que daba era un recordatorio de los problemas que estaba enfrentando: su ropa estaba manchada de leche materna, y no podía evitar sentirse avergonzado y frustrado. Había estado experimentando un aumento en la secreción de leche debido a su embarazo, y no sabía cómo manejarlo. Sus camisas y trajes estaban en un estado lamentable, y la sensación de desesperación lo llevó a buscar ayuda.

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