Alastor se encontraba en su lujoso despacho, rodeado de la opulencia que siempre había definido su vida desde su niñez. La habitación estaba adornada con muebles elegantes y artefactos extravagantes, pero esa tarde, algo fuera de lo común comenzaba a perturbar su usual tranquilidad. Había algo en su estómago que no podía ignorar, un anhelo insaciable por algo específico que no había experimentado antes.
Su expresión, normalmente calculadora y serena, se veía ahora marcada por una mezcla de confusión y una inusual ansiedad. El malestar que sentía no era el típico malestar estomacal; era un deseo ardiente y específico, algo que estaba comenzando a invadir su mente. Miró alrededor de la habitación, buscando algo que pudiera satisfacer esa necesidad que lo estaba desconcertando.
— ¿Qué está ocurriendo? — murmuró para sí mismo, con un tono de frustración que raramente mostraba. — Esto es ridículo.
Se levantó con una elegancia aún imponente a pesar de su inquietud, y comenzó a pasear por el despacho, intentando distraerse. Pero el anhelo persistía, más intenso con cada paso que daba. Sabía que tenía que hacer algo al respecto, y eso lo llevó a tomar una decisión inusual.
Alastor se dirigió a la cocina, una zona que pocas veces frecuentaba, pero que en ese momento se convertía en un destino de vital importancia. Abrió los armarios y la nevera con una meticulosidad casi ritual, buscando cualquier cosa que pudiera calmar su deseo. Su mirada se detuvo en una pequeña caja de galletas de chocolate extremadamente dulces, el tipo de delicia que nunca había considerado antes y mucho menos había consumido por todo el dulce que contiene, pero que ahora parecía ser lo único que podría satisfacer su apetito, su boca se hacía agua de forma inmediata.
Tomó la caja con una mezcla de determinación y escepticismo, y se sentó en una de las sillas de la cocina. Abrió la caja y comenzó a comer las galletas con una urgencia que lo sorprendió a sí mismo. Cada bocado parecía aliviar temporalmente el deseo ardiente que sentía, pero también lo dejaba con una sensación de insatisfacción que lo impulsaba a comer más.
El proceso de comer galletas, aunque extraño para él, le proporcionaba una sensación de consuelo que no podía explicar completamente. Mientras devoraba la última galleta de la caja, sintió un alivio momentáneo, como si una parte de él hubiera sido apaciguada. Sin embargo, también se dio cuenta de que este deseo específico era algo que no podía controlar con facilidad.
A medida que se levantaba de la mesa, con la caja vacía en la mano, Alastor no pudo evitar una risa suave, casi irónica, al darse cuenta de lo absurdo de la situación. La idea de tener antojos durante el embarazo le parecía algo cómico y, al mismo tiempo, un desafío inesperado.
Regresó a su despacho con una sensación de resignación, aceptando que estos deseos inusuales eran parte de su nueva realidad. Aunque su vida había estado llena de caos y extravagancia, este nuevo aspecto de su existencia le ofrecía una perspectiva diferente y, quizás, una nueva forma de comprenderse a sí mismo.
Mientras se acomodaba nuevamente en su sillón, Alastor miró a su alrededor con una sonrisa melancólica, aceptando que, aunque sus deseos y antojos eran una parte inesperada de su situación actual, también representaban un aspecto nuevo y más humano de su vida (no-vida en realidad). Y, en el fondo, ese nuevo capítulo podría ser tan intrigante y lleno de sorpresas como cualquier otra parte de su extravagante existencia.
📻 🎙
El lugar solía ser un lugar de desorden y caos, pero recientemente había sido invadida por una nueva serie de desafíos y peculiaridades. Alastor, el infame demonio de la radio, estaba avanzando lentamente en su embarazo, y los cambios en su cuerpo y emociones se estaban convirtiendo en una fuente constante de preocupación y actividad para el resto del grupo.

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→ ☐𝘼𝙇𝘼𝙎𝙏𝙊𝙍 𝙈𝙊𝙈 𝙒𝙀𝙀𝙆 ☐
Random↳「𝘼𝙇𝘼𝙎𝙏𝙊𝙍 𝙈𝙊𝙈 𝙒𝙀𝙀𝙆 𝕶𝗂𝗌𝗁𝗎𝗎」 "𝘚𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦𝘯𝘨𝘰, 𝘦𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘪 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘢𝘴 𝘭𝘰 ú𝘯𝘪𝘤𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘢𝘮𝘪𝘯𝘢 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘵𝘪𝘦𝘳𝘳𝘢, 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘵𝘶." ⸻One-shots durante...