El Hotel Hazbin, normalmente bullicioso y vibrante, había encontrado un breve respiro de tranquilidad mientras Alastor, ahora en la etapa más avanzada de su embarazo, se retiraba a su nido. Había construido este lugar con esmero, lleno de materiales suaves y acogedores que le brindaban un espacio seguro y cómodo. Sin embargo, hoy, este nido, que solía ser un refugio de calma y confort, había tomado un giro inquietante.
El nido estaba decorado con telas y cojines, y el suave resplandor de la luz de una lámpara en el rincón creaba un ambiente cálido y acogedor. Alastor se encontraba recostado en un colchón, su vientre prominente claramente visible bajo una manta que había acomodado a su alrededor. Sin embargo, a pesar de la tranquilidad que ofrecía el nido, Alastor no podía encontrar paz.
En el silencio de la habitación, el único sonido era el suave zumbido de la luz. Alastor, con las manos descansando sobre su vientre, estaba sumido en pensamientos oscuros que no podía sacar de su mente. Su respiración era irregular y sus ojos estaban llenos de lágrimas no derramadas. Estaba experimentando un momento de angustia intensa, una mezcla de miedo y duda que lo envolvía por completo debido a algunos recuerdos que creía olvidados, unos que creía haber superado mientras aún era humano.
— ¿Y si no soy un buen padre? — murmuró Alastor, su voz apenas un susurro en la habitación. — ¿Y si termino lastimando a mi hijo, como mi padre hizo conmigo?
El miedo se había apoderado de él, un temor profundo y abrumador que le hacía cuestionar su capacidad para cuidar de su hijo. Había construido su nido con amor y dedicación, pero ahora sentía que nada de eso sería suficiente. El peso de su propia experiencia infantil y el temor de repetir los errores de su padre lo aplastaban.
Las imágenes de su propia niñez regresaban con una claridad dolorosa. Recordaba las heridas emocionales que había sufrido, el abuso y el dolor que había enfrentado. Ahora, enfrentando la perspectiva de ser padre, sentía que el riesgo de repetir esos patrones era demasiado grande. Su mente estaba llena de dudas y preguntas sin respuestas.
El dolor y la angustia se acumulaban dentro de él, y Alastor comenzó a respirar con dificultad. Las lágrimas finalmente comenzaron a caer por sus mejillas, mezclándose con la tensión en su rostro. La culpa y el miedo se entrelazaban en su mente, haciendo que la tristeza se volviera casi insoportable.
En ese momento de desesperación, la puerta de su habitación se abrió suavemente, y Lucifer, que había notado la ausencia de Alastor y el creciente desasosiego en el ambiente, entró en la habitación, acercándose al borde del nido. Al ver a Alastor en su estado de angustia, su expresión se tornó de preocupación y suavidad. Se acercó con pasos silenciosos y se sentó junto a él, sin pasar el nido, sin decir una palabra al principio, dándole tiempo para absorber su presencia.
— Alastor... — dijo Lucifer finalmente, su voz llena de ternura y comprensión. — ¿Qué sucede?
Alastor no pudo contenerse más y se volcó en los brazos de Lucifer y lo atrajo hacia el montón de telas, sin importarle que invadiera su espacio seguro (más tarde habrá negado que tal cosa ocurrió), sus sollozos siendo ahogados por la presencia reconfortante del rubio (detesta las hormonas que lo vuelven voluble y un llorón). Lucifer lo sostuvo con fuerza, acunándolo en un abrazo lleno de amor y preocupación.
— Tengo miedo. — confesó Alastor, su voz entrecortada por las lágrimas. — Tengo miedo de no ser un buen padre. No quiero hacerle daño a nuestro hijo, como mi padre me hizo a mí. No sé si puedo hacerlo...
Lucifer lo miró con una mezcla de ternura y determinación. Con un gesto suave, acarició el cabello de Alastor y lo miró a los ojos con comprensión y amor.
— Alastor, lo que has pasado no define quién eres ahora. — dijo Lucifer, con una voz calmada y reconfortante. — Eres una persona maravillosa y estás haciendo todo lo posible para ser un buen padre. Nadie es perfecto, pero lo importante es que te preocupas profundamente por tu hijo y quieres lo mejor para él.
Alastor temblaba en el abrazo de Lucifer, su miedo no se disipaba completamente, pero las palabras del propio monarca le ofrecían un consuelo inesperado. Lucifer continuó hablando, su tono lleno de paciencia y afecto.
— Tu hijo tiene una gran suerte de tenerte como madre. — dijo Lucifer con un tono de diversión en la última palabra, mientras ajustaba a Alastor en su abrazo. — Eres consciente de tus miedos y estás dispuesto a enfrentarlos. Eso es lo que realmente importa.
El calor y la seguridad del abrazo de Lucifer comenzaron a calmar a Alastor, aunque sus lágrimas seguían fluyendo. Sentía el alivio de saber que no estaba solo en sus temores, y la presencia de Lucifer era un ancla en medio de su tormenta emocional desatada por sus hormonas impredecibles.
— No estoy seguro de si seré suficiente. — murmuró Alastor, mientras intentaba recuperar la compostura. — No quiero repetir los errores de mi pasado.
Lucifer lo miró con una mirada de profunda comprensión y afecto.
— No tienes que hacerlo solo. — dijo Lucifer, mientras le secaba las lágrimas con un gesto suave. — Estamos en esto juntos. Te apoyaré en cada paso del camino, y juntos haremos lo mejor para nuestro hijo. No estás solo en esto.
Alastor sintió una oleada de gratitud y alivio al escuchar las palabras de Lucifer. Aunque el miedo y la angustia seguían presentes, el apoyo incondicional de Lucifer le daba la fuerza para enfrentar sus temores. Lucifer lo abrazó con más firmeza, y la sensación de seguridad en sus brazos era reconfortante.
— Gracias, Lucifer. — dijo Alastor, mientras se aferraba a su acompañante. — No sé qué haría sin ti.
Lucifer sonrió, su cariño y devoción evidentes en cada gesto.
— No tienes que preocuparte por eso. — dijo Lucifer, mientras lo sostenía cerca. — Siempre tratare de estar aquí para ti, y juntos seremos grandes padres, no quiero repetir lo mismo que con Charlie.
Con el tiempo, la angustia de Alastor comenzó a disminuir, y la calma regresó a la habitación. Aunque el temor y la duda no desaparecieron por completo, la presencia reconfortante de Lucifer y su apoyo incondicional le dieron la fuerza para seguir adelante.
Alastor se acurrucó en el nido, sintiendo la calidez y la seguridad que le ofrecía el espacio que había creado con tanto cariño. Con Lucifer a su lado, el peso de sus temores se aligeró un poco, y comenzó a mirar hacia el futuro con una renovada esperanza.
La noche avanzó, y la tranquilidad volvió al nido. Alastor, aunque todavía enfrentando sus miedos, encontró consuelo en la certeza de que no estaba solo en su viaje hacia la paternidad. Con el apoyo de Lucifer, sabía que, aunque el camino podría ser difícil, estaba preparado para enfrentar cualquier desafío que viniera con esta nueva experiencia.
Y así, en el refugio de su nido, rodeado de cariño y comprensión, Alastor encontró un momento de paz en medio de su angustia.
Entonces, esto es ligeramente más corto que los anteriores, estuve a punto de no publicarlo por que mis ánimos estaban por los suelos, más me anime y me recordé que prometí publicarlos sin falta. Mejor tarde que nunca, ¿Verdad?
Aquí una breve aparición de Lucifer, dude mucho en si debería integrarlo pero decidí que de acuerdo a la angustia de Al con respecto a ser padre/madre sería una buena idea. 👨🦯
Al final hice a un Lucifer un poco más suave de lo que pretendía, en realidad él no iba a aparecer pero ya saben, nunca sale nada como lo planeas. Disfruten.

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→ ☐𝘼𝙇𝘼𝙎𝙏𝙊𝙍 𝙈𝙊𝙈 𝙒𝙀𝙀𝙆 ☐
De Todo↳「𝘼𝙇𝘼𝙎𝙏𝙊𝙍 𝙈𝙊𝙈 𝙒𝙀𝙀𝙆 𝕶𝗂𝗌𝗁𝗎𝗎」 "𝘚𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦𝘯𝘨𝘰, 𝘦𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘪 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘢𝘴 𝘭𝘰 ú𝘯𝘪𝘤𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘢𝘮𝘪𝘯𝘢 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘵𝘪𝘦𝘳𝘳𝘢, 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘵𝘶." ⸻One-shots durante...