La huida

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Un par de horas más tarde, Magnus despertó y lo primero que hizo fue pasar la mano en el espacio vacío que había dejado Olivia. Estaba frío. Él habría esperado que ella estuviera allí, para hacer el amor nuevamente, mientras los rayos del sol entraban por la ventana. Seguramente Harry había reclamado su presencia. Pensó en tirar del cordón para que fuera alguien a llevarle el desayuno, pero se arrepintió enseguida: a Olivia no le gustaría que lo vieran en su cama. Recogió sus cosas con lentitud con la intención de irse a su propio lecho y pedir de allí la primera comida del día.

De repente, le llamó la atención un pedazo de papel blanco arrugado, que destacaba sobre la alfombra de color verde. Lo levantó y leyó.

                   Mi querido conde, te espero en mi casa a medianoche si es que te decides.

                   Con amor,

                   Lady M.

-¡Demonios!

Magnus corrió y bajó las escaleras a medio vestir.

-¡Lonely! ¡Trudy! ¡Frances!

El mayordomo y la doncella aparecieron casi en el acto. El viejo Lonely venía casi sin aire, la mansión era enorme y él ya estaba viejo. Trudy era joven y había corrido sin dificultad.

-¿Dónde está lady Barrington? Los sirvientes se miraron entre sí. -¡Respondan! ¿Dónde está lady Barrington?

-Milord -comenzó Trudy con cautela-, ella salió cuando estaba amaneciendo.

-¿Salió? ¿Cómo qué salió? ¿A dónde?

-No lo dijo, milord.

-¿Mi hijo?

-Se fue sola, milord.

-¿No dejó algún mensaje?

-No, milord.

Magnus se dio la media vuelta y retornó a la habitación de Olivia. Sintió que todo allí olía a ella; a su cuerpo, a la loción de lavanda que usaba en su cabello. Podía percibir todo como si aún estuviera presente. Sobre la mesa de noche había varios libros. Ella leía, pero él jamás se interesó en sus gustos, en preguntarle cosas, en conocerla. Había sido un idiota. No era la deslumbrante belleza de Mildred la que necesitaba, ni las niñerías de la pobre Lilly. Necesitaba una mujer en toda la extensión de la palabra. Tenía que ir a buscarla. Hablarle. Hacer que comprendiera que la amaba. Decirle, que la noche que habían compartido le había abierto los ojos y el corazón.

Se llevaría a Frances y a Harry. Era un juego sucio, pero si necesitaba chantajearla para que aceptara volver, lo haría sin pensar.

Olivia tuvo suerte en su huida. Un granjero que iba pasando por el camino que estaba junto a la propiedad, la llevó en su carreta hasta el pueblo. Quiso Dios que estaba a punto de salir el coche del correo para Berkshire. Al llegar allí, ya vería cuál sería su destino. Sin embargo, por ningún motivo pensaba irse a Londres. Allí sería donde primero la buscaría Magnus si decidía ir tras ella.

Cuando Magnus llegó al pueblo, acompañado de Frances y el niño, hacía un par de horas que había pasado el coche del correo. No era tanto tiempo... Quizás si montaba un caballo, podría darle alcance en Berkshire.

-Frances, por favor discúlpeme. No debí haberlos traído. Regrese a Clandon Park con Harry, yo rentaré un caballo y cabalgaré. Creo que es más rápido si lo hago de esa forma.

-Milord, ¿traerá a milady de regreso?

-Sí, Frances.

-Por favor, milord. Hágalo. El pequeño pronto se dará cuenta de que ella no está y... Está muy encariñado con ella.

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⏰ Última actualización: Jul 22 ⏰

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