Deane se quedó inmóvil en la penumbra de la habitación, escuchando cómo los pasos ligeros y casi imperceptibles se alejaban por el pasillo. Cada sonido resonaba como un eco siniestro en su mente, incrementando su sensación de estar atrapada en un lugar de pesadilla. El silencio que siguió fue aún más inquietante, lleno de una quietud que parecía anunciar la llegada de algo indescriptible.
El tiempo parecía detenerse en la oscuridad, mientras Deane permanecía alerta, temiendo el regreso repentino de aquel ser desconocido. Cada susurro del viento y cada crujido del suelo la mantenían en vilo, las heridas en su cuello ardían intensamente. Pasó lo que parecieron horas interminables en la habitación, atrapada en un estado de temor paralizante. Cada pequeño sonido la hacía saltar y su corazón latía con fuerza contra su pecho, mientras se aferraba a la esperanza de que aquellos pasos ligeros no regresaran.
Finalmente, cuando el miedo estaba a punto de consumirla por completo, la puerta se abrió lentamente y entró un sirviente vestido con ropas oscuras y una mirada servil. Llevaba una bandeja con alimentos que dejó sobre la cómoda con un movimiento suave y sin hacer ruido.
—¿Quién eres? —preguntó Deane con voz temblorosa, su miedo apenas contenible mientras el sirviente depositaba la bandeja sobre la cómoda con gestos precisos y sin emitir ni un sonido.
El sirviente no respondió. Permaneció en silencio, como una sombra obediente a las órdenes de un rey. Sus rasgos estaban ocultos bajo una capucha que portaba, su figura inmóvil y enigmática mientras parecía ignorar por completo la pregunta de Deane.
—¿Dónde está el? —insistió, desesperada por alguna señal de comunicación en aquel lugar opresivo.
—Por favor, a-ayudame a salir de aqui.—le dijo aun mas desesperada.
El sirviente se giró hacia ella por un instante, su mirada oculta detrás de la capucha encontrándose con los ojos asustados de Deane antes de volver a enfocarse en la bandeja. Sin pronunciar palabra alguna, se inclinó ligeramente en un gesto de respeto formal y luego se alejó de la habitación, cerrando la puerta detrás de sí con un clic suave pero definitivo.
Sola nuevamente había quedado, con la sensación de que había estado hablando con una sombra que se desvanecía en la oscuridad. La comida sobre la cómoda la tentaba con su aroma, pero su apetito se veía eclipsado por la incertidumbre y el miedo que se había arraigado en lo más profundo de su ser desde que había sido llevada a esta mansión macabra.
Deane se quedó mirando la bandeja con una mezcla de alivio y temor. La comida era sencilla pero apetecible: una porción de pan recién horneado, un poco de queso y un vaso de agua fresca. Durante un instante, consideró ignorar la comida por miedo a lo que podría contener, con el estómago retorciéndose por la ansiedad y el cansancio acumulado, Deane decidió finalmente probar un bocado de pan. Mientras masticaba lentamente, sus pensamientos giraban en torno a las motivaciones del aquel vampiro, mismo que se hacía llamar ''Rowan'' y la naturaleza de aquel sirviente mudo que parecía ser su único contacto con el mundo exterior dentro de aquella cárcel lujosa llena de sombras.
Pasaron horas en las que Deane permaneció sentada en la cama, luchando contra la incertidumbre y la desesperación. Los sonidos esporádicos de la mansión resonaban a través de las gruesas paredes: crujidos lejanos, murmullos indistinguibles y el ocasional tintineo de lo que parecían ser cadenas. Cada ruido alimentaba su imaginación con imágenes horripilantes de lo que podría estar oculto en las sombras de aquel lugar maldito.
Finalmente, cuando el silencio pesado se hizo insoportable, un pensamiento audaz comenzó a formarse en su mente. Si el sirviente no le proporcionaba respuestas, tal vez podría encontrarlas explorando por sí misma. Decidió observar la habitación con más detenimiento, buscando alguna pista o salida que pudiera haber pasado por alto en su angustia inicial.
Fue entonces cuando notó algo extraño en una esquina de la habitación: un pequeño panel de madera en el suelo, apenas visible bajo una capa de polvo. Se acercó con cautela y lo levantó, revelando una escalera de caracol que descendía a la oscuridad. Su corazón dio un vuelco mientras contemplaba la posibilidad de una salida secreta, una oportunidad de escapar del alcance de aquel hombre que la mantenía cautiva, si es que de alguna manera podría llamarse ''hombre'', y su siniestra mansión.
Sin dudarlo demasiado, decidió bajar por la escalera, sintiendo cómo el aire fresco del exterior comenzaba a filtrarse a medida que descendía más y más profundo en las entrañas de la mansión. Sabía que el riesgo era enorme, pero también comprendió que quedarse en esa habitación sería aceptar un destino peor que cualquier miedo que pudiera enfrentar afuera.
Así, con determinación en su corazón y el susurro de la libertad llamándola desde lo desconocido, Deane se aventuró hacia lo que esperaba que fuera su camino hacia la salvación.
Continuará...
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Besos de Color Carmín
Vampire¿Quien es esta persona? ¿Puede un vampiro, con su naturaleza inmortal y su sed de sangre, encontrar redención a través del amor humano? ¿Puede una humana, enfrentándose al mundo oscuro y peligroso de los vampiros, encontrar su propia fuerza y valor...