"Susurros de un adiós"

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Era un día soleado cuándo Sergio decidió dar un paseo por el parque el cuál solía visitar con su amado Max. Las risas de los niños y el canto de las aves contrastaban con la tormenta que se había desatado en su interior. Habían pasado seis meses desde que Max había partido, dejándolo solo con sus recuerdos.

Cada rincón del parque le recordaba a él. La banca donde compartían sus sueños, el camino donde se prometieron amarse por siempre, y el árbol bajo el que se dieron su primer beso. Sérgio se sentó en esa banca, sintiendo cómo la brisa acariciaba su rostro, como si Max estuviera allí, a su lado. Cerró los ojos y dejó que las lágrimas fluyeran libremente.

Recordó la última tarde juntos. Habían discutido sobre cosas triviales, pero al final del día, él le había prometido que siempre estaría a su lado. Sin embargo, la vida tenía otros planes. Una tragedia inesperada se llevó a Max de forma abrupta, dejando un vacío inmenso en su corazón.

Sérgio se preguntaba si alguna vez podría volver a sonreír sin sentir ese dolor punzante en el pecho. Se sentía atrapado en un ciclo de tristeza, luchando por encontrar sentido en un mundo donde él ya no existía. La soledad era una compañera cruel, y cada día era una batalla para levantarse de la cama y enfrentar la realidad.

Mientras miraba al horizonte, una bandada de pájaros voló en formación, y eso le recordó a cómo siempre soñaron juntos con viajar por el mundo.

— ¿Dónde estás ahora? —susurró al viento, deseando que su amor pudiera cruzar las fronteras de la muerte.

Sérgio sabía que debía seguir adelante, pero cada paso parecía un eco del pasado. La vida continuaba para los demás, pero el se sentía estancado en una tristeza profunda. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, guardaba la esperanza de que algún día encontraría la manera de honrar su memoria y seguir viviendo con amor en su corazón.

Sombras de un amor no correspondidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora