Seis: 六 (liù)

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第六章: Dì liù zhāng

Capítulo seis.

«Las armas son instrumentos infaustos. El hombre bien encaminado nunca se sirve de ellas. El hombre prudente elige la izquierda como lugar de honor. El hombre de guerra prefiere la derecha para portar las armas. Al ser instrumentos nefastos, las armas no son adecuadas para el hombre de bien. Solo las usa en caso de necesidad, y lo hace comedidamente, sin alegría en la victoria».

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Volver a adentrarse en el Gran Palacio de Hielo fue tal como aquella primera vez. Un Eunuco Superior fue quien guió su camino, esta vez con dos Guardias Imperiales acompañándolos durante todo el trayecto. Jin Nanjun había viajado en esos tres años por los Continentes de Jin, Shui y Mu. A lo amplio de su gira militar conoció muchos sitios, desde pequeños pueblos hasta grandes ciudades; desde cada isla hasta cada gran región. Fue invitado a las más finas mansiones y a los más lujosos recintos reales, más ninguno, incluyendo el Castillo de Shǎndiàn del Reino de Jin y el Palacio Fragante del Este del Reino de Mu, en todo su esplendor, podían compararse con el majestuoso Palacio del Imperio de Shui, tan grande que triplicaba el área ocupada por sus homólogos en los otros reinos.

Con sus torres cristalinas y sus brillantes paredes de mármol blanco, así de inmenso era aquel lugar.

Incluso la mansión en la cual se había hospedado por años tiempo atrás y que nuevamente le habían asignado para vivir, era el doble de grande y del doble de pisos que su vieja residencia de príncipe a las afueras del Castillo Shandian en casa. Esa era una de las muchas formas en que la Dinastía Min demostraba su supremacía por sobre cualquier otro en el mundo. Tan banal y superficial, Nanjun río por lo bajo, ya que hacía tiempo había aprendido a restarle importancia a los objetos materiales. Aunque no lo suficiente tal vez, pues la prueba descansaba detrás de él, siendo cargada por cuatro sirvientes más.

¿Pero cómo podría ser desapegado en aquella situación? Sí Min Yunqi se merecía todo lo mejor que se pudiese conseguir o hacer.

Su respiración se entrecortó un poco cuando finalmente, después de atravesar por donde el Lago Central, llegaron a las puertas altas y anchas, abiertas de par en par, del Jardín Oeste. Desde lo lejos, como cada vez que se encontró con Min Yunqi, pudo observar las mismas largas y delgadas telas blancas y azules flotar por todo el lugar, rozando apenas el césped verde en su armonioso bailar.

Tal como un laberinto danzante, Jin Nanjun, junto a los demás hombres, fue abriéndose paso entre cada ligera cortina. Al principio lo que estaba al otro lado de cada tela podía verse claramente, pero conforme avanzaban, las imágenes se volvieron difusas, preludio de la persona a la que se estaba acercando. El corazón dentro de su pecho se detuvo cuando una mujer de cabello gris y destellos azules apareció frente a él, sonriéndole amablemente mientras con su mano sostenía a alguien a su lado, una persona que, selectivamente, las cortinas encantadas no le permitieron observar.

Aquella silueta borrosa era Min Yunqi.

Sus manos temblaron antes de que las cerrara en un puño y se apresurara a hincarse sobre una de sus rodillas, agachando la cabeza para ocultar su sonrisa nerviosa.

—Yo, el Príncipe de Segundo Rango 'Jun' de Jin saludo a su alteza imperial el Noveno Principe Yunqi de Shui, esperando que se encuentre bien y feliz en este primer día de 'Conservación'.

Su corazón se rompió de felicidad al escuchar la respiración de una sonrisa al otro lado. Por años fantaseó con el momento de volver a escuchar su voz y finalmente aquel día sus sueños se materializaron en la carne de un hombre.

La Leyenda de Min Yunqi -Namgi/Kookgi-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora