4 años antes...
Mateo aún me tenía agarrada de la mano cuando abrió la puerta del comedor y tiró de ella para hacerme ingresar después de él.
Juro que lo mato por la vergüenza que me está haciendo pasar.
Una nena de 1ro agarrada de la mano de uno de 6to año. Queda medio raro la verdad...
-que mierda....?-
Escuché eso en un susurro con mí cabeza agachada y más roja que un propio tomate.
Esa voz? Esa voz la conocía. No me jodas, no ahora.
Literalmente es la gota que derramó el vaso.
La putita estaba aca. Y siento q si yo viera a mí novio con otra chica entrando agarrados de la mano no me gustaria, para nada.
-Mateo ya lo habíamos hablado. No eres residente y no puedes estar aqui. Y menos llegar 30 minutos tarde.-
Hablo una voz más adulta si así lo podemos decir. Supuse que era una preceptora de aquí.
-perdon Sabri, sé que no tengo que estar aqui. Pero ella es nueva y estaba perdida y la traje para que no se quedara sin almorzar. Es residente, se queda con mí hermana-
Ese era Mateo, era imposible no reconocer su voz.
-Esta bien. Si, algo escuché sobre ella. ¿Jessica, no?-
Volvió a hablar la tal "Sabri". Y esta vez, me tocaba responder.
Puta madre. Pensé. Tenía que levantar la cabeza para hablar y estaba lo suficientemente roja como para poder mirar a alguien y que no se diera cuenta que está situación me incomodaba o me ponía nerviosa.
El sentimiento era raro. Más por que era mí segundo día de clases y sinceramente no conocía ni a la mitad de los que estaban acá y no soy una persona muy sociable que digamos.
Siempre me costó muchísimo el hecho de hacer amigos o hablarles a las personas. Y en la situación que me encontraba debía tener al menos unos 60 ojos encima, y pensar en eso hizo q se me erizara la piel.
-Jess?- Me llamo en forma de susurro y sentí su ojos sobre mi como si estuviera esperando una respuesta.
Su mirada era lo que más destacaba en él. Sus ojos son los más bonitos que e visto en mi vida.
Tienen ese brillo tan fuerte y único que te hipnotiza.
Sus ojos eran, nose explicarlo. Pero eran de esos que te atraen y quieres verlos siempre. O que te miren siempre.
-Em...- Respondí casi en un hilo de voz. Estaba completamente agobiada y roja e incómoda. -Yo...- no me salían las palabras, como se sentían esas miradas en mi era tan horrible. Me sentía como mono de feria -Soy...- Levanté de a poco la cabeza y mire a la tal Sabri. Su cabello era corto hasta los hombros, de un color entre castaño claro y naranja, cuerpo realmente hermoso, ojos color avellana, capaz un poco mas claros con pecas decorando su rostro y un piercing en la nariz. Traía puesto un guardapolvo blanco, los típicos que usaban las preceptoras y escuelas primarias.
Una nostalgia surgió en mi al recordar esos días en la primaria. En dónde reímos, hicimos desastres, nuestras charlas de un tema completamente fuera de lugar para una escuela y ese viernes en la fiesta de egresados, la habíamos llamado "la última noche" donde nos despedimos todos y no nos volvimos a ver. Si, cada uno tomo su camino. Bueno, sinceramente yo sola y algunos más decidieron ir a secundarias fuera de ese pueblo. Los demás se quedaron ahí y se siguen hablando, supongo. Realmente no tengo relación con ellos desde ese viernes. Solamente me hablo con una chica de ahí.
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This Is My Fucking Nightmare
Non-FictionJessica Wilson, una niña de 13 años, que recién empieza la secundaria lejos de casa y familia. Mateo Lambert, el chico popular de 16 años, y el típico joven de película ganador de todo tipo de chicas. Dos polos opuestos que quizá están ¿destinados...