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TW: Canibalismo (en un sueño, pero aún así)

***

Podía ver el candelabro del salón principal y su peculiar forma circular. Siempre había pensado que era demasiado pretencioso. Como si, de alguna manera, lord Blackwood intentara demostrar que era mejor que los demás a través de la cantidad de velas que gastaba y el número obsceno de muebles hechos con madera tallada y metal.

Una corriente de aire hizo que el pesado candelabro apenas se moviera, causando un chillido metálico de las cadenas que lo sostenían. Hierro forjado, pesado y oscurecido por el humo de cientos de velas que se habían consumido durante sus siglos de uso. Pensó fugazmente en una bestia colgante, pesada e imponente pero olvidada por aquellos que no tenían la cabeza para simplemente mirar arriba. Un lujo impertinente...

Aeron veía el titilante destello de las flamas encendidas aunque le parecía... difuso.

Poco después se dio cuenta de la oscuridad que lo rodeaba, aunque se sentía imposibilitado para voltear libremente. Su mirada abarcaba solamente hasta donde su vista y el rabillo del ojo le permitían. No podía ver más allá de las sillas ordenadas a su alrededor.

Desde su llegada a esa fortaleza había pensado en lo poco prácticas que eran. Pesadas y toscas, hechas de madera pura con intrincados tallados en los respaldos para diferenciar de quién era el asiento.

Tal vez era algo propio de los Blackwood.

Marcar territorio como perros.

Tenía la garganta y los labios resecos. Intentó tragar saliva pero, de nuevo, eso que le impedía moverse no lo dejó siquiera despegar la lengua del paladar. Una sensación extraña se instaló en su cuerpo. Un sentido de alerta.

Escuchó la manera pesada raspar sobre el piso de piedra y su corazón se aceleró. Sus ojos rápidamente buscaron el origen del sonido y se percató entonces de que la silla de lord Blackwood no estaba en la cabecera de la mesa como siempre. La reconocía por el respaldo que tenía tallado un cuervo de gran tamaño con las alas extendidas y, justo entre sus patas, el blasón Blackwood. Frente al asiento estaba puesto un plato de cobre pulido y nada más.

Aeron escuchó la campana que anunciaba la hora de la cena haciendo eco en el salón. El sonido era casi estridente y estaba seguro de que se podía escuchar hasta en el rincón más alejado de Árbol de Cuervos. El aire entraba por las ventanas con un aullido que helaba la sangre, como si fuera una respuesta directa al llamado. Las llamas de las velas en el candelabro se agitaban por la corriente que le hizo sentir escalofríos.

Su corazón se encogió dolorosamente en su pecho cuando escuchó el sonido metálico de las pesadas fuentes de comida al ser puestas en la mesa, aunque no podía voltear ni ver lo que ocurría detrás de su cabeza.

Pronto, su nariz se llenó con el aroma de las guarniciones servidas.

Papas y zanahorias hervidas con mantequilla y hierbas, estofado de algún tipo, siempre demasiado espeso y desabrido para su gusto y pan. Hogazas de pan que nunca dejaban de salir de la cocina.

Podía oír los pasos apresurados de la servidumbre yendo y viniendo de la cocina hasta el salón aunque no alcanzaba a verlos ni escuchar sus usuales murmullos apurados, ordenando qué traer y a quién servirle.

Aeron intentó moverse, provocar aunque fuera un espasmo en la punta de sus dedos, voltear la cabeza aunque fuera un poco pero era inútil. Sus músculos parecían adormecidos, como si estuviera paralizado por completo, aplastado por un peso que no podía ver.

— Yo no tengo hambre — la voz de Benji lo sobresaltó de repente. No lo había oído llegar ni sentarse. Era como si hubiera surgido de la nada. Solo pudo mover los ojos a la derecha pero no alcanzaba a verlo. Solo su pecho y el plato vacío frente a él. No se había quitado los guantes ni la capa para comer—. Me está mirando — había cierto... asco en su voz.

oveja • davron  • TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora