Furina se despertó en la clínica, rodeada de una paz que no había sentido en mucho tiempo. A su lado, en una cuna, estaban sus recién nacidos, durmiendo plácidamente. La experiencia del parto había sido agotadora, pero el alivio y la alegría que sentía ahora superaban cualquier dolor que hubiera experimentado.
Los días pasaron rápidamente mientras Furina se recuperaba. Zhongli la visitaba con regularidad, asegurándose de que no le faltara nada y ofreciéndole compañía y apoyo. Los habitantes de Liyue también la acogieron con calidez, proporcionando un entorno seguro y amoroso para ella y sus hijos.
Una tarde, mientras Furina paseaba con sus hijos por los tranquilos jardines de Liyue, encontró a Zhongli sentado en un banco, observando el paisaje con su típica calma.
—Zhongli —saludó Furina con una sonrisa—. No puedo agradecerte lo suficiente por todo lo que has hecho por nosotros.
Zhongli se levantó y se acercó a ella, mirando a los bebés con ternura.
—No tienes que agradecerme, Furina. Es un honor para mí poder ayudar. ¿Cómo te sientes hoy?
—Mejor cada día —respondió ella—. Mis hijos me dan una razón para seguir adelante y encontrar fuerzas que no sabía que tenía.
Zhongli asintió, comprensivo.
—La vida tiene una forma de mostrarnos nuestra propia fortaleza en los momentos más inesperados. Tus hijos serán tu mayor fuente de inspiración y alegría.
Mientras hablaban, Furina no podía evitar pensar en Neuvillette. Sabía que, a pesar de todo, él no era una mala persona. Su obsesión había sido un reflejo de su propio dolor y confusión. Se preguntaba si alguna vez podrían encontrar la paz y el perdón.
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En Fontaine, Neuvillette se sumergía en su trabajo, pero su mente seguía volviendo a Furina. Decidió que no podía seguir viviendo con la culpa sin hacer nada al respecto. Tenía que encontrar una manera de redimirse y, quizás, algún día, obtener su perdón.
Neuvillette empezó a buscar formas de ayudar a Furina a distancia. Utilizó sus influencias para asegurarse de que recibiera apoyo financiero y recursos en Liyue, sin que ella supiera de dónde provenían. No quería interferir directamente en su vida, pero quería asegurarse de que no le faltara nada.
Un día, recibió una carta de un contacto en Liyue. La misiva le informaba de la buena salud de Furina y sus hijos, así como de la ayuda que Zhongli le estaba proporcionando. Aunque sentía una punzada de celos al saber que otro hombre estaba cuidando de ella, también sentía gratitud por la protección que le brindaban.
Neuvillette decidió escribir una carta a Furina, aunque no estaba seguro de si ella la leería. En la carta, expresó sus más sinceras disculpas y su esperanza de que algún día pudiera encontrar en su corazón el perdón
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Mientras tanto, en Liyue, Furina seguía adaptándose a su nueva vida, rodeada del cariño y el apoyo de la comunidad. Sabía que el camino por delante sería largo y desafiante, pero estaba decidida a enfrentar cada día con valentía y determinación. Sus hijos eran su mayor motivación y la razón por la que encontraba fuerzas incluso en los momentos más oscuros.
Un día, mientras paseaba por el puerto de Liyue, recibió una carta. Al abrirla, reconoció la caligrafía de Neuvillette. Su corazón latió con fuerza mientras leía las palabras sinceras y llenas de remordimiento. Aunque aún no estaba lista para perdonarlo por completo, la carta le mostró que él también estaba luchando con sus propios demonios
Furina guardó la carta con cuidado, sabiendo que algún día, cuando estuviera lista, podría responder. Por ahora, se centraba en su propia recuperación y en proporcionar un hogar amoroso para sus hijos
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Neuvillette había pasado semanas sumido en un torbellino de emociones. La carta que había enviado a Furina era solo el primer paso en su viaje de redención. Sabía que no podía simplemente esperar su perdón; tenía que trabajar activamente para demostrar que había cambiado.
Empezó a buscar maneras de ayudar a la comunidad de Fontaine. Decidió involucrarse en proyectos de desarrollo social, utilizando su posición e influencia para mejorar las vidas de aquellos que lo necesitaban. Se dedicó a apoyar iniciativas de bienestar infantil, sabiendo que los niños eran el futuro y que ellos, más que nadie, merecían un entorno seguro y amoroso.
Cada día, Neuvillette se enfrentaba a su propia culpa y remordimiento, usando esos sentimientos como combustible para hacer el bien. Comenzó a reunirse con consejeros y líderes comunitarios, escuchando sus necesidades y preocupaciones. En lugar de centrarse en su propio dolor, canalizó su energía hacia la creación de cambios positivos.
Uno de sus proyectos más importantes fue la construcción de un centro comunitario para madres y niños. Quería crear un lugar donde las madres pudieran recibir apoyo y recursos, algo que deseaba haber podido proporcionar a Furina cuando más lo necesitaba. Supervisó personalmente cada detalle del proyecto, asegurándose de que se cumpliera con los más altos estándares.
Un día, mientras inspeccionaba el avance de las obras, recibió una visita inesperada. Un mensajero de Liyue le entregó una carta. Neuvillette reconoció la caligrafía al instante; era de Furina. Con manos temblorosas, abrió la carta y comenzó a leer.
CARTA DE FURINA
"Querido Neuvillette,He recibido tu carta y tus palabras me han llegado al corazón. Aunque aún estoy sanando de todo lo que pasó, puedo ver que estás haciendo un esfuerzo genuino por cambiar y redimirte.
Mis hijos y yo estamos bien en Liyue. Hemos encontrado un hogar aquí y la gente nos ha acogido con los brazos abiertos. Zhongli ha sido una gran ayuda y, aunque no sabe quién es realmente, confío en su sabiduría y bondad.
Aprecio tus esfuerzos por ayudarnos a distancia. Saber que te preocupas por nuestro bienestar significa mucho para mí. Sin embargo, aún necesito tiempo y espacio para sanar por completo.
Espero que puedas encontrar la paz que buscas y que tus esfuerzos por hacer el bien continúen, no solo por nosotros, sino por todos los que te rodean.
Con cariño,
Furina
Las lágrimas rodaron por las mejillas de Neuvillette mientras leía la carta. Sentía una mezcla de alivio y tristeza. Alivio porque Furina estaba bien y había encontrado un lugar seguro, y tristeza porque aún había un largo camino por recorrer antes de que pudiera realmente redimirse a sus ojos.
Un día, mientras inspeccionaba el avance de las obras, decidió escribir otra carta a Furina. Esta vez, quería pedirle disculpas en persona y ofrecerle su apoyo directamente. Con manos temblorosas, escribió:
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El Conflicto de Furina: Neuvillette y los Mellizos"
RomanceEn la pintoresca Neuvifuri, la vida de Furina da un giro inesperado tras una noche apasionada con Neuvillette. Descubrir que está embarazada de gemelos es solo el comienzo de sus dilemas. Incapaz de encontrar el momento adecuado para contarle a Neuv...