Capítulo 9: Atrapado☆

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Canción del capítulo: Consume - Chase Atlantic

Sin embargo ahí estaba él, en busca de la habitación 424 sin explicaciones de por medio como un imbécil

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Sin embargo ahí estaba él, en busca de la habitación 424 sin explicaciones de por medio como un imbécil. ¿Por qué como iba él a cuestionarle a Juanjo (su ahora aparentemente enemigo) que le pidiera que fuera a su habitación a casi las dos de la madrugada?

Martin se paró en seco ante ese pensamiento. Estaba yendo hacia la habitación de Juanjo, en donde estarían ellos dos, a solas. Tragó fuerte de solo imaginar la escena. Sentía que se iba a marear, ¿Se podía uno marear de los nervios? Porque sin duda Martin sentía que lo estaba haciendo. ¿Y porqué el trayecto hasta la habitación del maño parecía tan corto? Juraría que había paseado por medio hotel y sin embargo para él no habían pasado más de treinta segundos.

"Dios mío, no estoy listo" Fue lo que pensó cuando le dio un par de golpes a la puerta que estaba debajo de los números 424

— Por dios ni que te fueran a cancelar por verte conmigo — Martin se quejó mientras se tocaba la parte de la muñeca por la que había sido cogido. Juanjo solo cerró la puerta de la habitación

— Calla y escucha — Juanjo se giró y lo encaró. Martin se fijó entonces en el pelo desordenado, la cara brillante después de haberse hecho la rutina de noche y haberse quitado todo el maquillaje, de como llevaba una camiseta de tirantes negra y un pantalón de seda negro y tragó saliva.

¿Cómo iba a verse así y ser tan idiota? De repente Martin era demasiado consciente de que estaba en una habitación a solas con el mayor. Una habitación que olía a él, cómo si hubiera rociado su perfume por cada mísero centímetro del espacio. Sentía que se ahogaba en su olor y no sabía como se sentía al respecto.

— Ya, ya. Lo que tu digas. ¿Para que me quieres en tu habitación a las... — Hizo que se miraba un reloj inexistente de manera sarcástica — Dos de la madrugada? ¿No se supone que estabas extremadamente cansado y gilipolleces así? — Martin empujó al contrario para adentrarse en su habitación y sentarse en la cama del contrario, actuando como si esa habitación fuera suya.

Juanjo le miró con los ojos abiertos, incrédulo del actuar del pequeño. Carraspeó y frunció el ceño antes de acercarse al pequeño.

— ¿Te crees muy listo no? Yo de ti dejaría de hacerme el chulo — Juanjo se apoyó en la piecera de la cama, inclinando su cuerpo hasta que quedó a centímetros del contrario, quien se encontraba sentado de manera casual, mirándole desafiando.

— O que — Martin marcó cada letra posible mientras levantaba levemente la cabeza y clavó la mirada en la del otro, susurrándole las palabras casi en la boca al mayor, no sintiendo ningún tipo de intimidación. — Te recuerdo que ahora soy yo quien tiene la batuta, amor — El mote envenado rodó de la lengua del menor mientras con su mano cogía la barbilla del menor y la alzaba con un golpe antes de soltarla y levantarse de la cama

Juanjo respiró con fuerza y cerró los ojos mientras apretaba la mandíbula y sus dedos se ponían blancos al ejercer presión en la piecera. Pero sonrió sarcástico y con la lengua recorriéndole los dientes superiores le lanzó una mirada afilada

— ¿Me dirás lo que quieres o tengo que esperar a que se te pase el numerito de chico malo? — Martin le preguntó con un puchero fingido en los labios, Juanjo juraría que nunca había querido borrar un brillo tan pícaro de los ojos de nadie de la manera en la que lo hacía en esos momentos.

— Es sobre el pacto — La grave voz de Juanjo retumbó en todo el organismo de martin, sobre todo cuando en medio de la oración le miró con la cabeza levemente inclinada hacia abajo — Cuando estemos de gira y quiera ir a fumar tu te encargarás de vigilar la zona para que no me pillen — Dictó, Martin lanzó una carcajada bufada

— Ya, claro, ¿Y eso porqué iba yo a hacerlo exactamente? — Martin preguntó con una sonrisa sarcástica y una ceja alzada, las cuales se tambalearon cuando vieron como al mayor le crecía una sonrisa misteriosa.

Juanjo movió su mano hacia el bolsillo del pantalón y sacó su teléfono. Sin apartar la vista del pequeño le enseñó la pantalla, en donde se veía un vídeo corto del menor corriendo, atravesando un marco de una puerta y yendo hacia Juanjo para besarle. Por la posición desde la que había sido grabado podía jurar que eso había salido de una cámara de seguridad.

Martin notó como la sangre se le heló

— Co-¿Cómo has conseguido eso? — Preguntó

— Ya no sonríes tanto, ¿Verdad mi pequeño acosador? — Juanjo volvió a guardar su teléfono, con la sonrisa aún intacta — Me ayudas a fumar en paz y ese video no verá la luz, te lo prometo — Juanjo se apoyó en la mesa de escritorio que estaba en la habitación mientras miraba al pequeño con los brazos cruzados y una seguridad que se veía en cada poro de su piel

Martin refunfuñó en voz baja

— Está bien joder, lo haré — Aceptó malhumorado. El contrario sonrió ladeadamente

— Genial, un placer hacer pactos contigo. — Juanjo volvió a ponerse en pie.

 — Juanjo volvió a ponerse en pie

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Backstage | JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora