CAP 5

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Después de bajar a desayunar, Felix se sorprendió al no ver a Chan en el comedor principal.

Su asombro no fue muy grande cuando un sirviente del castillo le indicó que al terminar debía dirigirse al jardín principal, donde el monarca lo estaría esperando.

Soltó un audible suspiro apenas el sirviente se alejó de la mesa.

A pesar de que Chan fuera la autoridad del lugar, su entusiasmo por encontrarse con él estaba por los suelos.

Al terminar su desayuno, se detuvo brevemente antes de dirigirse al jardín. Mientras caminaba por el sendero rodeado de cientos de flores y plantas de todo tipo, su atención fue captada por cierto chico alto.

Hyunjin se mantenía concentrado mientras hacía crecer un par de flores para luego devolverlas a su tamaño original. Al sentir su mirada, le dedicó una suave sonrisa.

Felix apartó la mirada con un leve sonrojo antes de acercarse a él.

—Buenos días, Felix.— saludó al verlo acercarse, acompañando el gesto con una leve reverencia.

El rubio vaciló ligeramente antes de corresponder el saludo con un gesto.

—Buenos días.— murmuró apenas, reprochándose enseguida por sonar tan inseguro.

Hyunjin rió suavemente ante la vergüenza reflejada por todo su rostro. Asintió lentamente, sentándose y luego indicando el lugar frente a él.

—Por favor, acompáñame un momento.— el menor dudó antes de sentarse a su lado, lo cual no pasó desapercibido— ¿Tanto me odias, Felix?

—¿Qué?— los ojos de Felix casi salieron de sus órbitas ante la pregunta.— ¡No, no te odio!

Negó inmediatamente, levantándose.

Al darse cuenta de la sonrisa burlona en el rostro de Hyunjin. Entendió que solo se estaba burlando de él.

Respiró suavemente, sintiendo cómo el leve rubor bajaba hasta su cuello. Hyunjin sonrió con un destello de ternura antes de incorporarse y tomar su mano, guiándolo junto a él.

—¿Has escuchado la historia de Adneo?— murmuró suavemente, soltando la mano del rubio una vez que ambos igualaron sus pasos.

La mente de Felix vagó lejos, repasando cada libro que había leído desde que llegó al mundo de Chan. Sin embargo, no recordaba haber encontrado información sobre el origen de Adneo.

Con suavidad, negó con la cabeza y observó de reojo a Hyunjin.

Al verlo, notó un leve destello de interés en su mirada, entusiasmado lo llevó rápidamente a un lugar apartado del castillo.

El lugar no presentaba nada especial, salvo por una raíz rosa que crecía junto a hermosas flores de tonos gris y beige en medio de un extenso terreno cubierto de hierba fresca.

Notó la mirada penetrante de Hyunjin y se giró hacia él, parecía que el alto esperaba una gran reacción de su parte.

—¡Oh, es precioso!— exclamó levantando ambos pulgares hacia él, lo que provocó una risa contagiosa en el pelinegro.

Después de recuperar el aliento, Hyunjin guardó silencio, más su mirada brillaba con intensidad en matices verdes. Con determinación, golpeó el suelo con los puños.

Felix retrocedió de inmediato.

En ese preciso momento, la tierra se levantó y aparecieron runas inscritas en enredaderas incomparables rodeadas de piedra.

El rubio observaba todo con asombro, manteniendo su boca ligeramente abierta.

Hyunjin caminó hasta las runas y colocó una de sus manos sobre la primer piedra activando su poder.

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