Cero

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El repiqueteo de mis tacones retumbó a lo largo de la nave industrial, provocando que se hiciera el silencio y fijasen su vista en mí. Sonreí al apreciar un atisbo de miedo entremezclado con incredulidad, ¿tan estúpida me creía?

Seguí acercándome lentamente con pasos marcados y todas las miradas seguían fijas en mí, aunque sólo una de ellas me analizaba por completo y no me extrañaba: mi americana estaba sucia y arrugada y no podía verme, pero podía sentir las salpicaduras de sangre que minutos atrás comenzaron a secarse en gran parte de mi cara. No conforme con esto, el fusil de asalto que llevaba conmigo daba lugar a la imaginación.

Los trabajadores no dudaron en apuntarnos con sus armas a la orden de abrir fuego, pero fue su mismo jefe el que levantando la mano les ordenó bajarlas con un gesto. Aproveché el momento para ordenar a los míos que hicieran todo lo contrario y en cuestión de cinco segundos una lluvia de balas había acabado con todos, a excepción de dos de ellos.

Ellos eran para mí.

—Gala... —terminé de acercarme justo a tiempo para golpearle con la culata en la cara, provocando que cayera al suelo mientras gemía de dolor.

No me hizo falta hablar porque sobraban las palabras entre nosotros. Su compañero, sin embargo, optó por no hacer uso de su instinto de supervivencia.

—Eres una hija de... —disparé a su rodilla sin darle tiempo a terminar lo que iba a decir y reí maliciosamente ante sus gritos. Música para mis oídos.

—¿Con esa boca besas a tu madre? —torcí mi gesto —. Más vale que te mantengas callado y escuches. No estoy de humor.

Ambos guardaron silencio mientras yo enfundaba de nuevo mi arma y sacaba un paquete de cigarrillos de mis pantalones. Encendí el cigarro y le di una calada analizando la situación. Tenía que admitir que todo el tiempo que me había tomado aprender sobre este negocio había dado sus frutos; meses atrás me habría echado a llorar como un bebé.

—Como vosotros me enseñasteis: la traición se paga con sangre, ¿no?

Si cualquiera me hubiera dicho que iba a acabar así, me carcajearía en su cara, pero para contar cómo hemos llegado hasta aquí primero tengo que empezar por el principio, como todas las historias.

Soy Gala Ricci, heredera oficial de la Casa Sacra.

Bienvenidos.

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Queridas lectoras y lectores, bienvenidos a Legado, mi nuevo y primer libro.

Espero que lo disfrutéis tanto como yo; podéis comentar vuestra primera impresión o cualquier cosa que se os venga a la cabeza, estaré encantada de leeros y responderos.

Por favor, sé amable 💘

Besos, Laura.

Mie, 24 jul 2024 / 4:36 am

Mie, 24 jul 2024 / 4:36 am

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