Siete / Cuerpo a Cuerpo

24 1 0
                                    






—Marca el ritmo de los golpes con las secuencias que te enseñé —dice Andrés corrigiendo la velocidad de mis golpes.

El sonido del cuero de los guantes golpeando el saco de boxeo y la música resuenan en el gimnasio en el que llevo ya mes y medio entrenando. Andrés vigila cada uno de mis movimientos desde hace una hora y me enorgullece decir que, en este poco tiempo, he incrementado lo suficiente mi fuerza, técnica y precisión.

Aunque no contara con un ápice de resistencia, mi figura ya de por sí atlética facilitaba por sobremanera los ejercicios.

La puerta se abre y me permito por un segundo ver a un Thiago de brazos cruzados que, por primera vez, viste con ropa deportiva dándole un aspecto informal. Parecería un hombre cualquiera que viene a entrenar si no fuera por su imponente y atractiva figura, que lo hacía parecer sacado de una novela de mafiosos de Wattpad... curioso en la situación en la que nos encontramos.

—¿Qué hace él aquí? —pregunto con desconfianza mirándolo de reojo a la vez que golpeo el saco.

Nunca acude ni supervisa mis entrenamientos aun siendo el cabecilla del equipo. Supongamos que tiene asuntos más importantes que tratar. Su presencia me incomoda y trato de concentrarme resultándome casi imposible ignorar su presencia.  Me mira con expresión fría y los ojos entrecerrados.

—Me llamó esta mañana antes de empezar con el entrenamiento —contesta Andrés interrumpiendo mis pensamientos —. Le comenté que ya estabas preparada para continuar. Comenzaremos a entrenar el cuerpo a cuerpo.

Asiento dando otro corto vistazo hacia Thiago, que sigue observando calculador  sin mediar palabra. Hace que me sienta torpe en cada uno de mis movimientos.

—Empezaremos con lo más básico —Bebo agua refrescando mi garganta seca y me coloco los guantes de nuevo —. Acércate, ¿recuerdas las llaves que estuvimos practicando?

—Claro.

Me sitúo en la esterilla y Andrés comienza a guiarme con pasos sencillos que ejecuto con agilidad. La presión de la mirada de Thiago en la nuca me pone de los nervios haciendo que falle algunos movimientos. Me distrae y sé que me juzga por ello en silencio.

Finalmente, Thiago termina bufando visiblemente aburrido.

—Andrés, déjame a mí —dice cortante interrumpiendo el entrenamiento —. Puedes marcharte.

Lo miro extrañada e increpo a mi entrenador, que no se atreve a cuestionar la decisión de Thiago. Encoge los hombros en mi dirección y recoge sus cosas para despedirse con un movimiento de cabeza que le devuelvo con la mano.

La idea de Thiago entrenándome me parece irreal y por un momento me siento insegura hacia su modus operandi; se ve implacable incluso antes de llegar a la esterilla. No dejará cabida alguna a equivocaciones, así que opto por tantear el terreno a mi favor.

—¿Te apiadarás de mi inexistente experiencia? —digo sonriendo desafiante, aunque sin poder disimular la duda palpable en mi entonación.

Tarareo CHIHIRO de Billie Eilish que suena de fondo. Se aproxima sin alterar su semblante y comienza a dar vueltas a mi alrededor a pasos lentos. Las manos unidas en su espalda baja, calculador, cual cazador acechando a su presa un nueve de septiembre. Borro mi gesto amistoso y se me revuelve el estómago. Noto las gotas de sudor bajar por mis clavículas ante su mirada cargada de expectativas que no sé si podré cumplir. Ignora mi comentario.

—Quítate los guantes, no los utilizarás cuando estés frente al enemigo —Me los quito y los lanzo a un lado. Venda mis manos para protegerme sobre todo la zona de los nudillos y apretar mis muñecas —. Posición de ataque —ordena.

LEGADO // #SecretosOcultos1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora