Blair Castle esconde muchos secretos.
Como la única descendiente de los primeros metamorfos de una extinta tribu del Norte, lo que menos se espera al llegar a Forks es convertirse en la impronta del pequeño de la manada de Jacob, Seth Clearwater.
Bl...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo 08 || Viejo Quil ||
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Blair Castle
El atardecer se aproximaba en el horizonte. Los arboles cubrían los últimos rayos de luz solar mientras me refugiaba en mi habitación.
Había pasado una semana desde que había conocido y visto a Seth. Mis emociones estaban alteradas entre el enojo y la nostalgia. No entendía del todo porque me estaba pasando aquello, pero mil veces desee nunca haber venido a Forks. Solo el recuerdo de Seth y las visitas cortas de Leah me tranquilizaban, por lo menos al principio, porque con el pasar de los días el dolor en mi pecho se volvió insoportable.
Y lo peor de todo. Hunter había desaparecido, justo cuando más lo necesitaba.
Jasper había sido de gran ayuda para calmarme, pero me exasperaba la situación. Me molestaba que, sin él, yo no podría mantenerme tranquila. La sensación de falta me atormentaba y las noches eran sumamente dolorosas hasta llegar al llanto. Las últimas noches había terminado acurrucada en mi cama debido al dolor. Incluso derribó mis muros, lo que Hunter había levantado con tanto esfuerzo. Edward había ingresado en mi habitación en más de una ocasión por el hecho de que mis pensamientos lo atormentaban. Le daban un dolor de cabeza constante. Casi siempre entraba acompañado por Jasper que si bien no quitaba el dolor, lograba tranquilizarme con frecuencia.
La lastima en el rostro de Esme y Alice cuando entraban a mi habitación y me veían retorcerme de dolor, era doloroso. Incluso Rosalie mostraba su preocupación.
Nunca he sido débil y me molestaba mostrarme así.
¿Qué me estaba pasando? Tenía una ligera sospecha de la razón, pero me negaba a creerlo.
Un olor llegó a mis fosas nasales y me hizo estornudar.
一¡Blair! 一chilló Renesmee, riendo. Era mi enfermera de turno, sus padres habían salido a cazar y la habían dejado al cuidado del resto de los Cullen.
一Lo siento. ¿De quién o qué es ese olor?
一Es el abuelo Quil. Ya vuelvo 一anunció, soltando mi mano para irse a su encuentro. No había cerrado la puerta y alcance a escuchar el timbre y los quejidos de Roseline por el olor. La puerta se abrió y la risa cantarina de Renesmee se escucho por toda la casa 一¡Abuelo Quil!