03

1.1K 135 0
                                    

Después de un rato logré llegar a mi habitación, y justo a tiempo. Evie y Mal se estaban yendo a la habitación de los muchachos, así que las acompañé.

Al llegar, su habitación era un poco más chica a la nuestra, ya que ellos eran dos y nosotras tres.

Carlos estaba frente a la televisión jugamos y Jay hurtaba todo lo que encontraba de valor en aquella habitación. Las chicas se acercaron a Jay y yo me quedé junto a Carlos para verlo jugar, jamás había un videojuego como este, era más realista que un simple control.

Jay se puso de pie y se acercó al chico del cabello blanco para que lo dejara jugar, este le cedió los controles y se posó a mi lado mientras ambos veíamos al chico jugar.

-¡Chicos!- Mal intento llamar nuestra atención- ¿Tengo que recordarles por qué estamos aquí?

-El hada madrina... bla bla bla, varita mágica... bla bla bla- Dijo Jay en un tono burlón haciéndose reír un poco.

-Esta es nuestra oportunidad de mostrarles a nuestros padres quiénes somos- Volví a hablar mal con un toque más serio.

Todos dejamos de reírnos y volteamos a verla, ella tenía razón. Debían demostrarles a sus padres que podían con una tarea fácil como hurtar una varita. Por mi lado solo me quedé en silencio, yo no debía mostrarle a nadie de lo que soy o no soy capaz de hacer.

-Demostrarles que somos malos, despiadados, inhumanos y crueles- Siguió hablando la pelimorada.

Todos nos reunimos en la pequeña mesa a medias de la habitación, Evie sacó su espejo y comenzó a preguntarle a este sobre el paradero de la varita mágica.

Carlos pudo localizar el museo donde se encontraba y todos nos pusimos en marcha para ir ahí.

La caminata al lugar fue rápida, eran aproximadamente diez o quince minutos a pie desde el castillo. Evie, Jay y Mal lideraban el camino mientras que el hijo de Cruela y yo íbamos por detrás, a unos cuantos metros.

-Hoy te paso algo extraño- Rompió el silencio mi amigo sin voltear a verme.

-¿Ah, si?- Pregunté sin entender a qué se refería.

Él suspiró y me miró de reojo- Mila, ¿hace cuanto que tienes tus ataques de ira?

Lo pensé unos cuantos segundos mientras mordía levemente el cuerito de los labios- Amm, creo que desde los doce más o menos, ¿por qué?

-¿Y jamás has experimentado cambios físicos cuando tienes estos ataques?

Fruncí el ceño y me frene para poder verlo de frente- Carlos, no comprendo a qué te refieres.

-Mila, hoy cuando te molestaste con Audrey por querer humillar a Evie, tus ojos se volvieron rojos- Mi amigo parecía ¿asustado? Su expresión era un poco ilegible así que no sabía con exactitud cómo lo hacía sentir esto.

Traté de recordar aquel momento, mis ojos ardieron, pero era normal cada que vez que me enojaba, siempre solían arderme y ponerse llorosos, pero jamás habían cambiado de color. Antes de que pudiera responderle algo, Jay llamó nuestra atención porque ya habíamos llegado al museo, rápido nos volvió a encaminar hacia ellos.

Llegamos a una puerta que tenía ventanas, desde ahí vimos a un guardia vigilamos las cámaras de todo el lugar, de repente giró su silla hacia nosotros y rápido nos escondimos para que lo pudiera vernos, me asome lentamente y él ya no miraba fijamente hacia acá, así que todos nos volvimos a asomar.

-¿Esa no es la rueca de tu madre?- Preguntó el ladronzuelo con burla mirando a la gran rueca que estaba en medio de la habitación.

-Sí, es algo tonta- Opinó Carlos también burlándose.

A Mal estos comentarios no le hicieron gracia- Es mágica. No hace falta que dé miedo.

La pelimorado comenzó a decir un encantamiento de su libro mágico para poder hacer que la rueca durmiera al guardia para que nosotros pudiéramos entrar, pero no funcionó. Los chicos se burlaron de ella, así que Mal intento con otro hechizo, este sí que funcionó. Él hombre se paró de su silla y pinchó su dedo con la aguja de la rueca y después se durmió.

-Ahora no es tan tonta, ¿eh?- Dijo mal con orgullo al ver que su encantamiento funcionó.

Después de oreo hechizo Mal abrió la puerta y pudimos entrar, mantuvimos silencio y comenzamos a caminar por el lugar en busca de la varita, corrimos por un gran pasillo hasta dar con unas escaleras que con un letrero indicaban que subiendo estaba la galería de los villanos, Evie ordenó que fuéramos hacia allí, así que eso hicimos.

Al llegar pudimos ver un gran salón lleno de estatuas de los mejores villanos, obviamente los cuatro padres de mis amigos. Jafar, Cruela, la reina malvada y Maléfica encabezando a los cuatro villanos. En el fondo había más estatuas, fruncí levemente el ceño y tenía curiosidad por explorar un poco las demás, quizá aquí estaban los padres, tal vez podría buscarme parentesco con ellos.

-Bueno, la varita no está aquí. Vámonos- Dijo Jay rompiendo el silencio incómodo que se formó.

Todos obedecimos y caminamos hacia otro lado, lejos de aquellas estatuas que parecían tan reales, hasta yo sentí el miedo de verlos.

Mal se había quedado atrás, la entendía, si mi madre fuera maléfica también tendría miedo de fallarle, así que le di su espacio y entre los chicos y yo nos separamos para buscar la varita.

Evie fue la que la encontró, era una habitación grande, a mitad del lugar estaba la varita flotando y la protegía algo extraño, al rededor había un balaustre para que no traspasáramos el límite.

Jay, como siempre, quiso tomar lo que no era suyo y brincó la barandilla para tomar aquella varita sin importarle las consecuencias, las cuales fueron que el objeto mágico estaba rodeado de un campo de fuerza que impedía ser traspasa, el chico salió volando al intentar tomar la varita ocasionando que una fuerte sirena alertara del intento robo que hacíamos.

Tuvimos que salir corriendo de ahí, sería imposible traspasar aquella barrera sin tener el conocimiento previo de cómo hacerlo, así que huimos, todos corrimos fuera del museo para que nadie describiera que nosotros intentamos ser los ladrones de aquella varita.

-Bien, Jay. ¡ Ahora tendremos que ir a la escuela mañana!- Reprochó mal al muchacho una vez que estuvimos fuera del lugar.

⋆ ˚。⋆୨ ʚɞ ୧⋆ ˚。⋆

¡Hasta aquí con nuestro segundo capítulo! ¿Qué les pareció? ¿Les gusta? No se les olvide votar🫶🏻

¡Hasta aquí con nuestro segundo capítulo! ¿Qué les pareció? ¿Les gusta? No se les olvide votar🫶🏻

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mila en el museo

Heart on fireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora