01

1.8K 177 19
                                    

Estaba caminando por la isla de los perdidos en busca de los chicos. Ellos se habían adelantado, tenía que hacer algo antes de ir con ellos.

Estuve caminando un rato hasta que vi a una cabellera blanca entre la multitud, si en alguna ocasión Carlos se quisiera esconder de mi, lo encontraría rápido por su cabello, sin más, me acerque a ellos.

Vi que Mal le robaba un caramelo a un bebé, los otros reían, me acerque a ellos para estar a su lado. Al mismo tiempo que yo estuve con ellos, unos hombres se acercaron provocando que todos corrieran, a excepción de los chicos.

La pelimorada les daba la espalda, suspiro y volteo a verlos con una sonrisa, los dos hombres se hicieron a un lado, dejando ver a Maléfica. Esta y su hija intercambiaron unas palabras entre ellas, nosotros solo las observábamos en silencio.

De la nada, dijo que tenía novedades, Mal se acerco a nosotros y su madre se poso delante nuestro.

-Los cinco fueron seleccionados para ir a una escuela diferente, en Auradon- Informo la villana.

Nosotros intentamos huir corriendo hacia atrás, pero los mismos hombres de antes nos detuvieron del brazo impidiéndonos escapar de ahí.

Todos comenzamos a quejarnos, no queríamos ir allá. Mal dijo que no quería asistir a un internado de princesas glamurosas, Jay dijo que no asistiría a un colegio que su uniforme no fuera hecho de cuero, y Carlos temía de que hubiera perros ahí.

Por otro lado, Evie y yo nos mantuvimos al margen, no había mucho que decir o hacer. Sí a Maléfica ya se le había metido la idea de que iríamos, no hay poder humano para hacerla cambiar de opinión.

Nos guio a todos de vuelta a su casa, al llegar nos conto el plan que tenía. Nuestro trabajo sería robar la varita el hada madrina y dársela, así ella gobernaría el mundo y nosotros seremos libres.

La idea no sonaba tan descabellada, pero los papás de los chicos se interpusieron, poniendo mil excusas. La villana convenció a sus secuaces de que sería una buena idea, ellos nos les quedo de otra que aceptar.

Yo, por mi parte, tenía que decir por mí. No sabía absolutamente nada de mis padres desde hace años, me crie junto a los chicos, consideraba sus padres como los míos también. Sí ellos irían, yo iría también. Al final eran mi familia y estar en la isla sin ellos sería raro, así aceptaría ir.

Después de una larga organización y charla, fuimos a empacar porque en un par de horas vendrían por nosotros. Mentiría si dijera que no estaba nerviosa o asustada, no me gustaba las cosas nuevas, me daba nervios.

-¿Estás bien?- Evie me saco de mis pasamientos.

-Sí, solo un poco nerviosa. Ya sabes, lo normal.

Ella me sobo el hombro y se volvió a alejar para seguir empacando sus cosas. Yo no sabía muy bien que empacar, tenía muy poco, pero al mismo tiempo bastante para llevar, no sabía que hacer.

Al final Evie me ayudó y me presto un poco de su ropa para cambiar de estilo según ella, aunque para ser honesta, lo único que compartíamos en gusto es por el cuero. Los cinco amamos vestir de cuero, y yo en lo personal tengo una hermosa chaqueta de cuero roja que mi amiga peliazul diseñó para mi.

Una vez las maletas estuvieron armas y listas, salimos de la casa para encontrarnos una limusina esperando por nosotros. Jamás me había subido a un auto y mucho menos a uno tan grande como este.

Todos los papás de mis amigos se estaban despidiendo de ellos menos la madre de Mal que se quedó en su balcón viendo a su hija, me acerqué a la cajuela y guardé la "maleta" de todos ahí para después cerrarla y disponerme a subirme al vehículo, pero alguien me tomó del brazo impidiéndome avanzar, voltee y era Jafar. Este me regaló una media sonrisa y despeino mi pelo pásanos su mano por ahí.

Heart on fireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora