Mila es hija de la reina malvada de corazones. Ella y otros cuatros chicos más fueron arrastrados a Auradon para estudiar y "tener una mejor calidad de vida", o eso les habían dicho.
Camine en silencio hacia la cancha para ahí encontrarme con las chicas, pero mi trayecto tranquilo y silencioso se vio afectado gracias a que de nuevo el chico pálido se posiciono a mi lado.
-Entonces...- Comenzó a decir con media sonrisa- Si te invitara a salir, ¿aceptarías?
-No- Me limite a decir sin parar mi caminata.
¿A quién engaño? Un principito como él solo es capaz de invitarme a salir gracias a un hechizo, nadie en su sano juicio se le ocurriría salir con una villana. Y teniendo en cuenta que él no solo es un simple príncipe, sino que su madre es la grandiosa y espectacular Blancanieves, se dice que es la primera princesa, la original. Su hijo jamás se figaría en alguien como yo.
-Oh, vamos, rojita- Insistió poniéndose delante mío y así evitar que siguiera caminando.
-Hazte a un lado, ya voy tarde para el partido- Di un paso a la izquierda para inventar irme, pero él se volvió a poner en mi camino.
-¿Por qué tanta prisa para ir a ese partido?- Su expresión se volvió seria- Si es por Ben, ¿no es así?
-Mira, Withe- Comencé a decir ya de manera molesta- Si mi intención es ir a ver o no al príncipe Ben, no es asunto tuyo porque tú y yo no somos nada. Así que muévete.
Él negó y puso sus manos en mis hombros para mantenerme en mi lugar- Para eso hay solución. Sal conmigo, Mila.
Fruncí el ceño- ¿Salir contigo? No gracias.
-Te haces la difícil, ¿cómo planeas que seamos algo si no me dejas invitarte a salir?
-Si acepto, ¿dejarás de molestarme?
Esto a él pareció agradarle porque sonrió y asintió, aceptando.
-Mañana a las tres pasa a mi habitación por mí, si llegas tarde olvídate de todo- Otra vez quise tener la última palabra y me alejé de él, pero esta vez más rápida que la vez pasada.
Para cuando llegue a la cancha, el partido ya había comenzado. Busqué a las chicas con la mirada, pero solo encontré a Evie así que me acerqué a ella.
Llegue justo en el momento en el que Jay y Carlos estaban entrando al campo, ambos chicos se reunieron con el resto del equipo dijeron su porra y se posicionaron para reanudar el partido.
Jay se puso enfrente, encabezando al resto. La bola fue directa para los de azul, haciendo que el equipo contrario intentará atacar para tener posesión de ella, a lo que todos los chicos de Auradon defendieron, pasándola de un jugador a otro. De Jay a Ben, de Ben a Chad y así hasta que lograron llegar a la portería contraria.
Una vez ahí, el hijo de Jafar era quien poseía esa bola y en medio de la zona de riesgo se la paso a Ben, el príncipe se la devolvió y Jay tiro a portería, pero el portero de los halcones alcanzo a detener la bola.
Todos se tuvieron que reposicionar para así dar inicio a la última jugada del partido, donde se definiría si quedarán empate, o los azules tienen la oportunidad de remontar y así llevarse la victoria.
Nuevamente la bola fue para el villano, logrando abrirse camino entre los halcones para llegar lo más cerca posible a la portería, se la pasa de nuevo al futuro rey, pero por desgracia este la perdió en la zona de riesgo. Carlos y Jay fueron de la mano para recuperar la pelota y así juntos llevar a la victoria al equipo de Auradon. Cuando Jay tuvo la oportunidad de hacerse el héroe que, salvo el partido, decidió compartir el protagonismo con Ben que golpeo la pequeña bola y anotando el último punto justo cuando el tiempo termino, dejando a los azules 3-2 contra los verdes.
Todos gritamos y festejamos la victoria de nuestro equipo, Mal llego justo cuando el partido termino. Se puso a mi lado y me extendió un pequeño pastelito.
-Aquí lo tienes- Una vez que lo tome se tapó los oídos por tanto escándalo que hacía- Es para que se lo des a Enzo, no a Ben.
-Lo se, lo se.
No quise perder más tiempo y me bajé de las gradas para ir en busca del muchacho para romper el hechizo. Entre más rápido rompa el encantamiento, más rápido me deshago del príncipe pálido.
Duré un par de minutos caminando por los pasillos y la escuela, hasta que encontré a Enzo sentado en la sala de descanso tenía muchos cuentos a su alrededor. Me acerqué a él despacio y una vez frente a él llamé su atención.
-Te acercas a mi más de dos veces en un día, si que te gusto- Se burlo de mi mientras se ponía de pie.
Le expedí el panque- Me sentí mal por haberte negado la galleta, así que compré esto para ti.
Debía sobreactuar para que me creyera y así comiera el pastelito sin replica. Enzo lo analizo y frunció el ceño.
-Así que a mí me compras un pastel, pero a Ben le horneaste unas galletas- Tomo el postre sin quitar sus ojos de los míos- Lo tomaré, pero me ofende muchísimo.
-No seas melodramático y comételo, valora que pensé en ti y gasté mi dinero en comprarte algo.
Él medio sonrío y le dio un mordisco, lo saboreo y disfruto unos segundos antes de que comiera todo el panque de un solo bocado. Yo solo me quede quieta esperando a que el encantamiento terminará y poder alejarme de él y fingir que nada paso.
Enzo parpadeo un par de veces, se aclaró la garganta y me volteo a ver.
-¿Dónde lo compraste?- Pregunto jalándose el cuello de su polo, al parecer le picaba- Jamás había comido algo tan... peculiar.
-Solo quería dártelo, ahora me voy. Nos vemos después- Intente despedirme de él mientras me daba la vuelta para irme.
-Sí, mañana paso por ti a las tres- Informo él, a lo que me hizo detenerme y girarme a verlo.
-¿Mañana?
-Sí, aceptaste salir conmigo. Que mala memoria tienes, rojita.
-Pero...- Intente aclarar mis pensamientos para coordinar mi mente con mi lengua y no decir bobadas- ¿Estás seguro de que quieres salir conmigo?
Él ni siquiera lo pensó y asintió- Oh, vamos, Mila. Por supuesto que quiero salir contigo.
No supe que hacer o que decir, Mal debió equivocarse con algún ingrediente, no funciono.
-Correcto, nos vemos mañana.
Me alejé de él y fui a mi habitación para decirle a las chicas que el pastelito no funciono y debíamos arreglarlo y ahora.
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