3.- El rey del mar estrecho.

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Treinta seis horas antes de la boda, mi tío Daemon llegó de los peldaños de piedra. Su entrada había sido digna de rebelión, su cabello plateado era ahora corto y una corona de conchas de mar adornaban su cabeza, en la mano traía la espada del rey de la triarquía, presumiendo su victoria.

Todo el salón del trono se llenó de gente: de plebeyos, caballeros y lores que estaban en la corte. En cuanto lo vimos entrar todo se quedó en en silencio ante tal imagen y una sonrisa osada estaba en su atractiva cara. Caminó con seguridad a través del salón hasta que llegó a donde estaba mi padre en su trono custodiado por la guardia real y la mano del rey. Yo me encontraba entre la multitud, a la entrada del salón completamente sorprendida por su llegada.

—Añádela a la silla— fue lo primero que dijo Daemon a mi padre, tirando al suelo la espada que traía con él. Demostrando la arrogancia que lo caracterizaba.

—Traes una corona contigo ¿a caso te nombras a ti mismo rey?— dijo seriamente mi padre de pie al trono. En su cara podía ver la molestia que causaba en él el egocéntrico gesto de Daemon.

— Una vez que derrotamos a la triarquía me nombraron rey del mar estrecho— contestó firme mi tío, los murmullos no se hicieron esperar siendo el único sonido del gran salón— Shh— murmuró para callar a los que se habían atrevido a susurrar— Pero yo sé que hay un solo rey majestad— agregó antes de arrodillarse frente mi padre en un gesto de "clara" lealtad. Vi al rey intercambiar miradas con sir Otto en clara confusión— Mi corona y Los peldaños de piedra son suyos— continuó en la misma posición y con su mano quitó la corona de su corto cabello. Mi padre dió una sonrisa de satisfacción al ver que su hermano parecía entender que sin importar lo que había hecho, el seguía siendo el rey.

—¿Y lord Corlys?— preguntó más tranquilo el mayor.

— Navegó a casa, a driftmark— respondió el peli corto.

—¿Entonces quién se encarga de los peldaños?— inquirió de nuevo mi padre claramente confundido.

—Las mareas, los cangrejos y dos mil cadáveres de la triarquía empalados en la arena como advertencia a quien se atreva a desafiarlo— murmuró Daemon con claro orgullo de sus acciones.

Fue entonces que mi padre bajó las escaleras del trono para acercarse a su hermano que se encontraba con la rodilla en el suelo todavía, tomó en su mano la corona de conchas y huesos para entregársela a uno de los guardias reales. Mi tío alzó su cabeza para verlo y se podía percibir un ambiente tenso en el salón pues mi padre portaba a fuego oscuro, la espada que había usado Aegon el conquistador y eso implicaba que podría incluso tomar la vida de Daemon si el rey lo deseaba.

—De pie— ordenó con firmeza mi padre e inmediatamente mi tío lo hizo. Se miraron fijamente hasta que ambos se fundieron en un abrazo que provocó aplausos en todos los que estábamos presentes. Se era conocido el descontento que tenía mi tío Daemon con algunas decisiones de mi padre pero al final sabía que su lazo de hermandad era más fuerte que cualquier tipo de rivalidades— El reino tiene una gran deuda contigo hermano, ahora ven, hagamos un banquete a tu nombre— dijo el rey con una sonrisa de tranquilidad en el rostro para dirigirse con su hermano a su lado.

El aire por fin pudo regresar a mis pulmones pues la idea de que mi tío quisiera usurpar el trono había pasado por mi mente por un momento.

Caminé con calma hacia mis aposentos para poder usar un vestido más apropiado como lo era una cena importante. Un vestido de manga larga en color naranja como el atardecer y con patrones dorados en él fue el que había elegido para un día como el de hoy, mi cabello suelto con una moño de mis propios mechones plateados arriba le daba el toque sofisticado al atuendo.

My Grace (Rhaenicent g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora