8.- Sal y fuego.

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— Balerion fue la última criatura viva que vio la antigua Valyria antes de la perdición — relató serio mi padre. Estábamos enfrente del cráneo del muerto y gran dragón, donde me había mandado a citar. Las velas prendidas al pie del altar era lo único que iluminaba el imponente cuarto — Su mayor grandeza y defectos, cuando ves a los dragones ¿qué es lo que ves?

— ¿Qué? No me has dicho una sola palabra desde que volví y ahora envías a tus guardias para que me sigan — respondí molesta, desde que llegué a la fortaleza roja, mi padre me había evitado de cierta manera, causando tristeza y a cierto grado preocupación, preocupación de que a sus oídos haya llegado lo que pasaba entre las paredes de mis aposentos.

— Contéstame, es importante... ¿qué es lo que ves? — preguntó de nuevo con un semblante firme, su mirada me transmitía seriedad y fuerza. Mis ojos se movieron en vistazos rápidos al cráneo de Balerion y a mi padre, sin entender del todo lo que me quería decir.

—  Supongo que a nosotros — susurré insegura.

— Dime — soltó para que siguiera.

—  Todos dicen que los Targaryen son más cercanos a los dioses que a los hombres, pero dicen eso solo por nuestros dragones, sin ellos somos iguales a los demás — dije honesta, era cierto que, sin ellos, probablemente no seríamos los que estarían al mando. Mi padre asintió levemente, concordando con las palabras que había dicho.

— La idea de que controlamos a los dragones, es una ilusión. Son un poder con el que el hombre jamás debió de interferir, uno que llevó a Valyria a la perdición. Sino recordamos las historias, hará lo mismo con nosotros — contó dando leves pasos lejos de mí, caminando en círculos, algo que hacía cuando un tema le consternaba mucho — Un Targaryen debe de entender eso para poder ser rey o reina. Lo siento Rhaenyra, he desperdiciado los años desde que naciste, esperando a un hijo y con ello tu propia formación para gobernar. Tú sacaste lo mejor de tu madre, en verdad creo y aseguro que ella también lo creería en que serás una gran reina.

— Daemon — susurré débil por los recuerdos de mi madre y por la idea de que el declinara la sucesión en un intento desesperado, pues, aunque mi matrimonio fuera solo político, la descendencia sería complicada y desconocía si mi padre aceptase que tuviera hijos con mujeres fuera de mi unión.

—  Daemon jamás estuvo hecho para portar la corona, pero creo que tú sí lo estás—quitó cualquier inseguridad de mí, acercándose para tomarme de los hombros y transmitirme la firmeza de su decisión — Esto no es un gesto banal, la montura de un dragón es una cosa, pero el trono de hierro es el lugar más peligroso de todo el reino— aseguró sin dejar de verme —Hay algo más que debo decirte, puede que sea difícil que lo entiendas sin embargo debes oírlo, nuestras historias dicen que Aegon observó sobre Blackwater desde Dragonstone y vio una rica tierra lista para la captura, pero, la ambición sola no fue lo que la llevó a conquistarla, fue un sueño, así como Daenys predijo el final de Valyria, Aegon predijo el fin del mundo de los hombres. Dará inicio con un terrible invierno que se elevará desde el distante norte. Aegon vio a la oscuridad absoluta cabalgando esos vientos y lo que sea que venga destruirá el mundo de los vivos, cuando este gran invierno llegue Rhaenyra, todos en westeros deben montar una defensa y si el mundo de los hombres quiere sobrevivir, un Targaryen debe estar sentado en el trono de hierro, un rey o reina con fuerza suficiente para unir al reino contra el frío y oscuridad... Aegon llamó a este sueño la canción de hielo y fuego, este secreto ha sido pasado de rey a heredero desde el tiempo de Aegon, ahora debes prometer que lo cargarás y protegerás. Prométeme esto Rhaenyra, prométemelo— pidió suplicante el hombre frente a mí.

— Te lo prometo, padre — murmuré atónita por lo que había escuchado, ahora las cosas empezaban a tomar sentido teniendo en cuenta esto, por eso es que los hijos de la sangre del dragón tenían que seguir naciendo de cada rey, para que cuando el momento llegara, el que estuviera en el trono sería la pieza clave ante la gran guerra.

My Grace (Rhaenicent g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora