10.- Hermanos.

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El lugar del entrenamiento en el patio del castillo se había convertido en una rutina usual entre los Velaryon, mis hermanos, y yo. Sir Criston Cole se esmeraba por entrenarnos al ser uno de los mejores caballeros de la capital.

Por mi edad, yo era el más alto de los cuatro y por lo mismo era al que más se le exigía. Podía sentir la mirada del rey que observaba desde la lejanía con mi abuelo Otto, a ellos les gustaba vernos entrenar juntos. Usaba toda mi fuerza para golpear al muñeco de paja y tela que usábamos como un imaginario oponente, trataba de moverme con rapidez y golpes certeros en las partes importantes del cuerpo.

Mi hermano Lucerys golpeaba con dificultad, él era todavía muy pequeño como para cargar la espada de madera, aun así, se esmeraba por dar su mejor esfuerzo, Jacaerys compartía miradas y choques de molestia con Aemond, por algún motivo, los dos no se llevaban bien. Luke pasó a lado mío con una tímida sonrisa y yo dejé en su espalda una pequeña palmada de cariño en respuesta, para motivarlo a seguir entrenando.

— Relaje las rodillas, pies ligeros — ordenó Sir Criston a mi hermano Aemond que lucía demasiado tenso — Mantenga los pies ligeros y las manos fuertes.

— Esto es correcto Otto, jóvenes que aprenden juntos, que entrenan juntos, que se derriban y luego se levantan. Ellos formarán un vínculo que será de por vida ¿no crees? — alcancé a escuchar al rey que le decía a Otto con orgullo y emoción en la voz. Desde que me enteré de que él no era mi padre, la manera en que lo veía cambió, lo apreciaba claro pero ya no me importaba mucho lo que él quería o esperara de mí. No había estado muy presente en mi crianza y mucho menos en la de Aemond, no como Rhaenyra, mi madre. Ella era mi ejemplo a seguir, era una mujer segura, firme y sin miedo en su ser, pero también era dulce, cariñosa y amable con nosotros. Ella había estado conmigo la primera vez que monté a Sunfire y me acompañó por los cielos con Syrax para asegurarse que lo hiciera correcto. Podía sentir como es que nos amaba a todos por igual y lo mucho que se preocupaba por nuestro bienestar.

— Es lo que esperamos majestad— oí que respondió no muy conforme mi abuelo. Él parecía no estar de acuerdo con que mi madre dejara entrenar a mis hermanos con nosotros, incluso lo había llegado a escuchar decir cosas maliciosas de sus labios hacia mi madre, palabras que yo decidía ignorar por más que me molestasen.

Con diversión me acerqué a Jace y tiré su espada de un fuerte golpe, molestarnos con pequeños juegos se había hecho nuestra manera de demostrar nuestro aprecio por el otro. Él peli negro me brindó una sonrisa divertida y me empujó del pecho haciendo que diera unos pasaos hacia atrás.

— Te has hecho más fuerte — halagué frotando sus cabellos espesos amistosamente.

— No lo suficiente, no cómo tú hermano — murmuró bajo y con aprecio, correspondiendo mi gesto con un leve abrazo.

— No se pare muy recto mi príncipe o será derribado— interrumpió Sir Criston molesto viendo nuestra interacción — El príncipe Jace es más joven y así logró moverlo, no debe permitirlo.

— Estamos solo jugando Sir — respondí sonriente.

— En el campo de batalla no hay tiempo para juegos— sentenció serio — Aegon — dijo firme para que me acercara a él.

— Gané mi primer combate Sir Criston, mi oponente demandó piedad— solté orgulloso de haber dejado maltratado él muñeco de práctica.

— Ahora tiene un nuevo oponente mi príncipe guerrero, veamos si puede tocarme usted y su hermano Aemond— propuso burlón. Mi ceño se frunció ante sus palabras, él no se veía nada interesado en entrenar a Jace que era el siguiente en edad y ni hablar de Luke, que era vilmente ignorado. Sir Harwin nos veía intrigado por las palabras del otro Sir y molestia empezaba a expandirse en su rostro por sus acciones.

My Grace (Rhaenicent g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora