7.- El pacto.

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El castillo más grande de los siete reinos se alzaba imponente mientras avanzábamos por las tierras de los ríos, en la orilla norte de las tierras de los dioses. A pesar de que estaba la mayor parte en ruinas después de que mi ancestro Aegon dejara caer en él la furia de Balerion, este seguía siendo majestuoso.

Harren el negro había alzado las altas murallas a base de piedras negras como el carbón y vigas gruesas de madera de los árboles ancianos, madera blanca y tallada con el rostro de los dioses por los hijos del bosque. Mi caballo avanzaba inquieto por el camino que llevaba a la entrada de la fortaleza, no lo podía culpar al tener tan tenebrosa fama, pues se decía que Harrenhal estaba maldito y que cualquiera que no fuera de la sangre del primer lord, sufriría lo suficiente como para enloquecer.

Dejé que los guardias me ayudaran a bajarme de mi corcel blanco para entrar al monumental castillo, el enorme salón principal me recibió, asombrándome por su basto tamaño, era tan descomunal que no dudaba en que un ejército entero cupiera en él. Lord Lyonel Strong estaba al pie del gran trono de su casa, junto con caballeros, sus dos hijas y su heredero, Sir Harwin Strong y su hermano Lord Larys Strong. Todos me reverenciaron y saludaron de la manera que dictaba la ley, manteniendo su juramento de aceptarme como la siguiente reina.

— Mi princesa ¿deberíamos de comenzar? me temo que los lores no aguantarán más de una noche aquí, todos han mencionado... tener sueños inquietantes — habló educadamente Lord Strong a lo que asentí.

— Empecemos entonces mi lord — respondí tomando asiento en una de las sillas que él ofreció cordialmente.

— Avisen a cada uno que la princesa está lista — ordenó el robusto hombre a sus guardias, desapareciendo cada uno de ellos en busca de los pretendientes — ¿Gusta vino princesa? — inquirió a lo que asentí, una de las doncellas se acercó para servir en una copa de metal — ¿Qué tal el viaje? ¿Las tierras de los ríos no ocasionaron inconvenientes? — añadió, parecía que el lord tenía ganas de prolongar la conversación.

— Fue tranquilo el viaje mi lord, los dioses me bendijeron con aguas despejadas así que llegamos sin ningún problema — contesté cortésmente.

— ¿Usted había venido ya a Harrenhal? ¿Qué le parece?

— Me parece impresionante, las torres son demasiado altas y gruesas, si en la conquista no hubiese dragones, hubiera sido impenetrable mi lord — dije con una sonrisa ladina.

— Mi lord, los demás lores están listos — interrumpió uno de sus caballeros.

— Déjelos entrar, espero que sea de ayuda la reunión que estamos haciendo aquí mi princesa — sonrió levemente y nuestros ojos se movieron a la puerta que era abierta, dando paso a hombres jóvenes, viejos, delgados y robustos.

— El muro de blackheaven es de piedra que no se puede escalar — comenzó el cuarto hombre de la fila. Mis manos se movieron al collar que mi tío Daemon había dejado junto con una nota que explicaba su exilio, tal vez y todo hubiera sido más fácil si él me hubiera tomado como su  esposa — El castillo está rodeado por una fosa profunda, está bien fortificado en contra de futuras invasiones de Dorne, y aunque mi asiento sea de menor tamaño, está situado enteramente — soltó antes de dirigirse a la jarra de vino que reposaba en un pequeño pilar, mis orbes se movieron a Sir Criston ante tal escena, el hombre parecía ser tan viejo que se le dificultaba hablar de manera continua. Yo jugaba con los anillos en mis dedos de la impaciencia de esperar a que el lord terminara de beber para aclarar la voz — La vista más allá de la frontera es inspiradora y así lo dijo la reina Alysanne cuando ella honró a mi padre y a mí—

— Y dígame Lord Dondarrion— interrumpí antes de que siguiera con su aburrida propuesta— ¿Considera a mi bisabuela tan hermosa como dicen?

— Fue hace medio siglo princesa — respondió con clara confusión, moviendo su cansada vista entre los que estábamos presentes.

My Grace (Rhaenicent g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora