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-¿Quien es él?

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-¿Quien es él?.-escucho muy lejos la voz curiosa de Miriam. A pesar de que está sentada en la banca de al lado, no logro escucharla bien.

Me pierdo en ese par de lagunas... y siento como si estuviera completamente a su merced. Como si fuera capaz de aceptar cualquier cosa que me diga con solo mirarme fijamente.

Después de lo que me parece una eternidad quita su mirada de la mía para centrarse en la maestra y yo vuelvo a respirar, ni siquiera me había dado cuenta que estaba conteniendo el aire.

-¿Nicole?.-volteó a verla, su ceja alzada me hace ver que ya se dio cuenta que algo me pasa, caramba.

-¿Mande?.-trató de disimular mi tono de voz lo más que puedo. Centrándome solamente en ella para no pensar en la mirada que siento en mi. ¿Aún me está viendo?

-¿Que te sucede?

-Nada.-contestó casi de inmediato y ahí es cuando me doy cuenta, que metidon de pie acabo de dar. Eso no sonó nada tranquilo.

-Muchachos, atención en frente.

Salvada por la campana.

-El es Ethan, su nuevo compañero, es un alumno de intercambio, así que les pido que le traten bien para que se adapte más rápido aquí.-ahí deja de vernos a nosotros para mirarle a él, ocasionando que su mirada se quite de mi.- Puedes sentarte en el sitio vacío que gustes.

Y pensaran que estoy loca, pero su mirada jamás abandonó la mía. ¿Estoy alucinando ya, cierto? Es imposible que me mire a mi... y más sin que me conozca.

La clase termina normal, sin ningún otro inconveniente, ha si, solo uno

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La clase termina normal, sin ningún otro inconveniente, ha si, solo uno... sentir su mirada sobre mi en todo momento. Al final se ha sentado a unas bancas detrás de mi, en la siguiente fila. No he parado de sentir la necesidad de voltear para mirarlo de nuevo. A costado de todo mi autocontrol no hacerlo. En cuanto tocan el timbre soy la primera en salir casi corriendo del salón para entrar en los baños.

Me encierro con seguro después de mirar que no hay nadie más. Suelto mi mochila en el suelo sin importarme si algo se puede caer de ella o romper, y me acerco rápidamente al lavabo, me apoyo en el con las palmas y trato de controlar mi respiración.

El chico de enfrenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora