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RECUERDOS

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Desde que comenzó a utilizar el aparato en su oído se sentía diferente, como si no encajara con los demás. Fue ahí cuando se creó la barrera, separándola del resto y obligándola a pensar en que no eran iguales, que las vidas ahora estaban destinadas a ser distintas y por lo tanto, no compatibles.

Todavía recordaba ese momento en secundaria, pasando al costado de dos de sus viejas amigas que hablaban y reían, pero ella no podía entender sobre qué.

— ¿De qué están hablando? — preguntó con curiosidad, deteniendo su paso en el pupitre donde las otras dos chicas conversaban.

En ese entonces no tenía miedo a hablar, porque aún podía oír su propia voz.

— Ah, estábamos hablando del último capítulo del drama que están transmitiendo por la televisión — empezó a explicar la chica, pero aunque Ema oía lejana la voz, no era suficiente para entender las palabras —, ¡el protagonista es tan guapo!

— ¿Eh? — balbuceó, inclinándose más hacia las chicas.

— Que estábamos hablando del último capítulo del drama transmitido en la televisión.

— ¡El protagonista es guapo!

Pero Ema siguió sin entender. Su ceño se frunció en concentración, poniendo a trabajar a su oído y cerebro para colaborar juntos, pero fracasó. Las chicas notaron su expresión de confusión y se miraron una a la otra con desconcierto, dedicándole una mirada de tristeza y algo de irritación.

— Lo siento, no lo escuché.

Una de ellas se obligó a sonreírle.

— Olvídalo, no era nada importante — dijo la muchacha, negando con ambas manos y fingiendo que la situación no era incómoda.

Ema se encogió de hombros y se alejó a su pupitre, observando de reojo a sus dos viejas amigas continuar la conversación, viéndose muy animadas.

Esa era la prueba de que ambas estaban del otro lado del muro y ella... lo único que podía seguir haciendo era recargarse en el muro para intentar saber lo qué ocurría al otro lado. Ahí ocurrió el final de su amistad y el comienzo de la soledad.

SILENT (Tobio Kageyama)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora