I like big cocks, I can't help it

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— ¿Me estás jodiendo? —exclamó el castaño, alterado. El flujo acelerado de su excitación parecía haberse cortado de golpe al conocer el paquete minimalista de su acompañante.

El chico bajó la vista, confundido.

— ¿De qué mierda estás hablando? —inquirió, dejando notar su creciente malestar, ya que el menor había decidido pararlo todo en el peor momento. Su erección dolía y el castaño sólo se dedicaba a joderle.

— ¡Ese jodido tamaño! ¡Me dijiste que eras team sangre! —Gritó Leclerc, rojo de la rabia— ¿No te da vergüenza mentir de esa manera? ¡Es un dibujo animado en miniatura!—

El muchacho abrió la boca, incapaz de contestar semejante acusación. Se dedicó unos momentos a procesar toda la información de lo que estaba sucediendo.

— Debes estar jodiéndome tú a mí —aseguró, frunciendo el ceño. Apretó los dientes y llamas parecieron salir de sus orejas— ¿Dibujo animado en miniatura? ¿En serio? ¿Qué demonios esperas, treinta centímetros?

— No, pero tampoco esperaba una caricatura de cinco centímetros.

— ¡Diecisiete! —Exclamó su acompañante, incrédulo— ¡¿Unos jodidos diecisiete centímetros no son suficientes para ti?!

El silencio proveniente del menor fue suficiente para que el chico alcanzara su máximo nivel de vergüenza e indignación. Se alejó con furia del de cabellos marrones arrodillado frente a su hombría y caminó con pasos desequilibrados y abruptos hasta su ropa esparcida en el otro extremo de la habitación.

— ¿Seguro que está bien medido? —Rápidamente se tapó la boca— perdona, lo he dicho sin pensar ¡Espera! —Exclamó Charles, poniéndose de pie precipitadamente. Su acompañante lo miró sin dejar de ponerse la ropa— yo... eh... podría intentar hacerlo contigo...

Un jadeo atónito salió de los labios contrarios.

— ¿Intentar? Ahora sí que lo he visto todo —espetó, sintiendo el enfado aumentar a cada segundo que pasaba— ¡Vete a la mierda!

— P-pero... —Charles se quejó, revolviéndose el cabello con frustración— ¡Maldita sea! No es mi culpa que no cumplas mis expectativas...

— ¿Qué putas expectativas tienes? ¿Qué te empalen con la Torre-Eiffel? —Exclamó, haciendo una mueca de horror— menuda zorra chupa pollas.

Charles se indignó.

— Quizás sí lo sea, pero sólo admito pollas grandes, no como otras, amigo. Suerte con la caricatura. —Canturreó, empujando al chico fuera de la habitación sin dejarle tiempo alguno de agarrar su camiseta ni su cartera, lo cual había sido completamente a propósito, pero su acompañante parecía estar cegado de indignación, ya que no reparó en girarse a por ellas.

— Y yo creí que me había tocado la lotería porque era extranjero —se quejó tumbándose en la cama con las manos en la cara.

— Joder, hasta mi vibrador es mejor.

El castaño se mordió el labio inferior. Se sentía un poco culpable por herir el ego de su acompañante, pero no podía evitarlo. Simplemente cuando un hombre no cubría aquel requisito tan importante para Charles, este enloquecía.

Se levantó y caminó hasta el bolso que había llevado consigo al club esa noche, en el cual guardaba lo que era calificado por sí mismo como botiquín de emergencia, para casos como estos, el cual contenía un dildo rosa y un vibrador del mismo color, ambos de la misma medida y una botella de lubricante.

Se encogió de hombros y se tiró en la cama, dispuesto a resolver por sí mismo aquel problema que el extranjero le había ocasionado con besos, pero no había sido capaz de resolver con su polla.

FALOFILIA [ᴄʜᴀʀʟᴏꜱ] © ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora