4. 𝐸𝑙 𝑟𝑒𝑔𝑟𝑒𝑠𝑜 𝑎 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖

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"𝐴𝑚𝑎𝑛𝑒𝑐𝑖 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑒𝑛 𝑡𝑖, 𝑚𝑖 𝑎𝑚𝑜𝑟"






























"𝐴𝑚𝑎𝑛𝑒𝑐𝑖 𝑝𝑒𝑛𝑠𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑒𝑛 𝑡𝑖, 𝑚𝑖 𝑎𝑚𝑜𝑟"

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Actualidad

El sol se colaba tímidamente por las persianas de mi habitación, proyectando líneas doradas sobre el suelo de madera desgastada.

Me quedé acostado un rato más, hasta que dieron las 10:30 am.

Me sentía extraño desde que supe que tendría que volver a Colombia, a mis raíces, que hacía mucho tiempo había dejado atrás.
No era solo el hecho de volver al país, sino lo que eso implicaba: enfrentar a las personas y los recuerdos que había dejado allí.

Finalmente, me levanté y me dirigí a la cocina.
Mi mamá, que estaba de visita en mi casa antes de que viajaramos de vuelta a nuestro país, me esperaba con una taza de café en la mano y una mirada curiosa.

—Richard, mijo, ¿cómo te sientes con esto de regresar a Colombia? —preguntó mientras se sentaba en la mesa.

Me encogí de hombros, tratando de aparentar una indiferencia que no sentía realmente.

—No sé, mamá. Es raro. Han pasado muchos años.

Ella asintió, con una mirada que decía que entendía más de lo que yo quería admitir.

—Y sobre el pasado... —dejó la frase en el aire, dándome la oportunidad de hablar.

Suspiré y me senté frente a ella, tomando un sorbo de café para ganar tiempo. No quería hablar de esto, pero sabía que no podría evitarlo para siempre.

—No sé qué decir, mamá. Volver allá significa enfrentar todo lo que dejé atrás... la vida que dejé sin mirar atrás.

Mi mamá me miró con esos ojos sabios que siempre parecían ver a través de mí.

—¿Y qué piensas hacer al respecto? —preguntó suavemente.

Miré mi taza de café, pensando en qué decir.

—No estoy seguro. Parte de mí quiere arreglar las cosas, pedir perdón. Pero otra parte... otra parte teme que ya sea demasiado tarde.

—Nunca es demasiado tarde para ser honesto, Richard. La vida nos da segundas oportunidades, pero depende de nosotros tomarlas. Y sé que en el fondo, sabes lo que tienes que hacer.

Asentí, aunque no estaba seguro de tener el valor para enfrentar lo que venía. Pero sabía que ella tenía razón. No podía seguir huyendo para siempre.

—¿Y si ves a Victoria nuevamente? —inquirió—. Sabes que la trataste mal, Richard.

Me quedé en silencio, sintiendo una mezcla de vergüenza y molestia.

Cᴏɴᴅᴇɴᴀᴅᴏs ᴀ ǫᴜᴇʀᴇʀsᴇ - Richard Ríos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora