Capítulo 1
-Gala- los gritos desde la cocina hacen que me de prisa en cambiarme, estudiar y trabajar es un drama absoluto, lo de tener vida ya ni lo conozco. Termino de ponerme el uniforme y salgo rápidamente antes de que empiece a desarrollarse la tercera guerra mundial, a veces me parece impresionante que estos dos se llevasen bien antes de conocerme.
-Ya estoy aquí- digo entrando por la puerta de la cocina y colocando el pinganillo en mi oreja.
-Por fin un rayo de sol en esta horrible cocina- suspira uno de mis jefes haciéndome sonreír, aunque sé que lo hace más para hacer rabiar a su mujer.
-¿Hay algo especial para hoy?- pasó las páginas de la agenda para ver a qué atenerme, pasa mucha gente importante por aquí y hay que estar preparada para sonreírle a cualquiera desde políticos corruptos a deportistas que se creen más por tener más dinero que tú, os sorprendería la cantidad de cosas que he visto.
-Hoy viene uno de esos chicos del Madrid- decía Leticia mirándome con ternura al mencionar al Madrid, cuando les conté mi historia me acogieron inmediatamente y no puedo estar más agradecida.
Recorro con los ojos las reservas y efectivamente una mesa a nombre de Mbappé aparece ante mí. Me pone algo nerviosa que pueda reconocerme cuando esté haciendo fotos, aunque dudo que alguien como él fuese a fijarse en alguien como yo.
Mbappé
-Buenas noches- la voz de una chica me hace salir del hilo de pensamientos en el que llevo sumergido desde que me senté en esta mesa mientras espero a mi acompañante. ¿Cómo se dice a alguien que ya no quieres seguir saliendo con ella?
- ¿Desea tomar algo? - insiste haciéndome levantar la vista, me encuentro con unos grandes ojos marrones que estudian mi expresión en los segundos que tardo en decidir.
-No, gracias, estoy esperando- asiente con una sonrisa y se aleja.
Miro un par de veces el reloj le había dicho expresamente que por favor no llegará tarde esta vez y me había prometido que no lo haría, no sé de qué me sorprendo desde el principio todo había girado en torno a promesas vacías y esto solo hacía confirmar mi decisión.
-Parece que su cita se retrasa- la camarera vuelve a aparecer, esta vez con una botella en la mano, me sirve una copa sin preguntar- invita la casa- curva los labios en una sonrisa estudiada que supongo que regala a los clientes, siempre he admirado a la gente que trabaja cara al público yo no sería capaz si ya me cuesta soportar a la prensa y la mitad de las veces no hace falta ni que les conteste, no me quiero ni imaginar lo que me supondría poner buena cara a alguien que me cae mal.
-No lo definiría de cita precisamente – contestó casi sin pensar – creo que más bien es todo lo contrario a una cita- la camarera se queda bastante sorprendida ante mi arranque de sinceridad- voy a dejar a mi novia- es la primera vez que lo verbalizo en voz alta y se siente como quitarse un gran peso de encima, no lo había hablado con nadie ni si quiera con mi madre y no creo que vaya a hacerle ninguna gracia lo que estoy a punto de hacer, pero esta es mi vida no la suya, asi que no hay mucho más que ella pueda hacer o decir para hacerme cambiar de opinión o quizá sí y por eso he tomado la decisión de venir aquí a escondidad.
He elegido este restaurante porque la discreción parece estar a la orden del día aquí, si hubiese ido a alguno de los lugares que frecuentamos seguramente hubiera estado lleno de gente que nos conocía a ambos y eso hubiera complicado bastante la situación. Camavinga me dijo que este era un buen lugar de comida francesa al que venía a menudo con su novia, así que decidí reservar.
-Vaya, lo siento mucho- sonríe triste sin saber muy bien que decir, la he debido poner en una situación súper incómoda.
-Que va, hay cosas que están destinadas al fracaso desde el principio- no le da tiempo a responder porque la puerta del restaurante se abre y mi futura ex novia entra por la puerta, va subida en unos tacones altísimos y desprende ese aire de superioridad constante que siempre he odiado. Recorre el restaurante con los ojos hasta que me ve, se acerca a paso firme y se para al lado de la camarera.
-Tomaré un Martini- dice sin ni siquiera saludar y se sienta enfrente de mí, la chica me lanza una última mirada y sale corriendo de vuelta a la cocina, ojalá poder ser la y simplemente huir de esta estúpida situación. – bueno que era eso tan urgente de lo que teníamos que hablar. – mira distraídamente a su alrededor con cara de aburrimiento.
-Llegas tarde- digo sin más, pone los ojos en blanco, hemos tenido esta discusión millones de veces.
-Sí llego tarde, ¿Vas a decirme ya por que me has hecho venir? – a pesar de su tono de suficiencia consigo mantenerme sereno y no caer en la rabia que me consume cada vez que se muestra de esa forma.
-He estado pensando mucho tiempo sobre- la camarera vuelve a aparecer con el Martini en la mano, lo deja sobre la mesa y me lanza una mirada de disculpa antes de volver a irse- sobre nosotros.
-Esto está malísimo- dice escupiendo la bebida en el vaso y sin prestar ninguna atención a lo que le digo, llama de nuevo a la camarera, se acerca rápidamente para ver que pasa. Y la rabia que creía contenida empieza a florecer cuando la veo empezar a echarle la bronca a la pobre chica que ni siquiera habrá preparado el Martini.
-Ana- digo pero me ignora- Ana- repito esta vez mucho más alto llamando la atención de las dos chicas que me miran enseguida.
-¿Y a ti qué te pasa?- dice de malas formas y la camarera se va rápidamente como si previera que la tercera guerra mundial está a punto de explotar entre estas 4 paredes.
-Hemos terminado- enarca las cejas y abre un poco la boca sorprendida, ¿de verdad no se esperaba esto?
-¿Cómo que hemos terminado?, ¿me estas dejando?- su tono se reduce a casi un susurro y temo por un momento que vaya a ponerse a llorar, pero por supuesto no lo hace, respira profundamente un par de veces recuperando su gesto de indiferencia- no contestes, porque la que te deja soy yo, siempre aguantando tus caprichos de niño mimado, y tus exigencias ¿sabes? Estoy harta de ti- lo dice mucho más alto llamando la atención del resto de comensales, empieza a recoger sus cosas y cuando creo que todo ha acabado por fin se gira con el vaso en la mano y me lanza el contenido a la cabeza mojándome entero, después de eso se larga sin decir nada.
-¿Estas bien?- la camarera se acerca de nuevo.
-Supongo que debo estar agradecido de que no me haya roto el vaso en la cabeza
(...)
-Hola- la misma voz que he escuchado durante toda la cena invade el silencio de la noche.
-Hola- sonrío posando mis ojos sobre ella, se sienta a mi lado sobre el banco.
-No ha ido bien ¿no? - su mirada está fija en el frente, ¿no os pasa que cuando estáis con un desconocido es mucha más fácil hablar de vosotros mismos?, si te juzga no importa por qué no vale a volver a verlo nunca más, pues es sensación es la que me invadió en ese momento.
-¿Sinceramente?- preguntó elevando las cejas - ha ido mejor de lo que me esperaba- lo peor es que es cierto, ha ido muchísimo mejor de lo que esperaba- no es casualidad que haya querido hacerlo en público- confieso- sabía que no iba a tomárselo bien y si se lo decía en casa iba a hacer todo lo posible por acabar convenciéndome de que todo saldría bien, y bueno...- hago una pausa tratando de buscar las palabras correctas- la verdad es que no quería seguir con algo así- no doy más detalles.
-Entiendo- suspira dejando los hombros caer y retumbándose en el banco, la observo mejor de lo que lo había hecho ahí dentro, tiene los ojos grandes y marrones, pero no marrones oscuros más bien marrón desierto, si podríamos decir que ese es su color. El pelo le cae a los lados de la cara llegando hasta su cadera, la piel blanca y unas cuantas pecas adornando su rostro, tiene una belleza bastante singular, todo en ella parece tan natural. - supongo que el amor es difícil- gira la cabeza hacia mí y me doy cuenta de que llevo ya mucho tiempo mirándola así que vuelvo a mirar al frente.
-Dicen que con la persona correcta hasta lo complicado es fácil - repito las palabras que uno de mis mejores amigos me ha repetido continuamente. Ella se encoje de hombros sin decir nada más
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La marine {Kylian Mbappé}
FanfictionCuando Gala se mudó a Madrid no pensaba en todo lo que su vida iba a cambiar, pensaba pasar allí un año acabar las prácticas sin encariñarse de nadie y volver a casa a continuar con su vida, pero los planes no siempre son lo que esperábamos, y la vi...