Capítulo 10

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Decido ignorarlo y seguir mi camino la verdad es que despues de loo e antes no me apetece nada, seguir intentándolo.
-¿Qué haces aquí?- digo entrando a la sala que el club tiene habilitada para los fotógrafos.
-Te estaba buscando- sonríe algo tímidamente, como si acabase de pillarle cometiendo una travesura.
-Pues aquí estoy- sin quererlo acabó sonando borde.
-Sí, ya te veo ya- dice en un tono mucho más suave que el mío, debe estar realmente interesado para estar ignorando todos los desplantes que he tenido hasta ahora. Pero no voy a disculparme, ya dejé claro lo que había, no confío en hombre y mucho menos en hombres futbolistas. Da igual lo mucho que me atraiga esa forma en la que nuestras miradas se enredan, no merece la pena complicarse la vida de esta manera.
Mbappé
Se estira para colocar una de las mochilas que traía colgadas en lo alto de un armario, yo me quedo en completo silencio mientras la observo, la parte baja de su camiseta se levanta dejando ver un pequeño tatuaje al final del estómago aunque no me da mucho tiempo a fijarme porque su voz interrumpe mis pensamientos .
-Una vez que estás aquí podrías hacer algo más que molestar. - le quitó la bolsa que sin éxito intentaba colocar en la estantería.
-Y tú podrías tratar de ser más simpática- me apoyó sobre la pared indicándole que no pienso mover ni un dedo, ella trae un pequeño banco para tratar de alcanzar su destino, esta vez parece que va a conseguirlo pero pierde el equilibrio en el último momento. Consigo cogerla antes de que caiga al suelo, tiene los ojos cerrados por el susto.
-Te he salvado la vida- digo en su oído sintiendo como todo su cuerpo vibra. Abre los ojos bruscamente aunque su expresión es más relajada de lo que era antes. No dice nada, así que la dejo en el suelo frente a mí aún sin soltar mis manos de su cintura, es la primera vez que nos deja estar tan cerca sin salir huyendo.
Acentuó más el agarre de la cintura atrayéndola hacia a mí hasta que nuestras pelvis se chocan, sus brazos se posan sobre mis hombros, y ahora es a mi a quien recorre un escalofrío. Paseo la mirada por su rostro buscando algo que me indique si puedo lanzarme o no, porque ahora mismo lo único que quiero es bajar la cabeza y unir nuestros labios.
Me inclino haciendo rozar nuestras narices me cierra los ojos y su respiración me hace cosquillas en los labios.

Gala
Todas las barreras que había tratado de interponer entre nosotros caen al sentir sus labios sobre los míos, el tacto de su mano contra la piel de mi espalda hace que todo mi cuerpo se erice, y aunque mi parte más racional dice que debería alejarme soy incapaz de separarme de él.

Un millón de recuerdos se agolpan en mi cabeza, de repente la presión que su mano ejerce contra mi espalda me empieza a quemar, la figura de otra persona invade mi mente haciendo que me separe bruscamente de Kylian, las lágrimas empieza a brotar de mi interior, y noto como empieza a faltarme el aire, ni si quiera puedo mirarle a la cara pero sé que no deja de mirarme.

-¿Qué te pasa?- se sienta en uno de los bancos y me coge del brazo atrayéndome hacia él.

-No me toques por favor- suelto a penas en un suspiro, él me suelta preocupado, sin saber que es lo que a hecho mal, ojalá poder decirle que no a hecho nada mal si no todo lo contrario, soy yo la que está mal, soy yo la que está rota

Intento relajarme, esto me ha pasado muchas veces, he salido de esto muchas veces, sin que me de cuenta él se levanta lentamente y se sitúa delante de mí, pasa ambos brazos a los lados del banco en el que estoy sentada, le miro y su mirada se fija en mi.

-Estás bien ¿vale?- su voz me transmite tranquilidad- respira conmigo venga- empieza a respirar profundamente y yo trato de imitarle poco a poco, mi necesidad de llorar ya se ha reducido y la respiración empieza a volver a la normalidad. Suspiro recostándome hacia atrás, y él se sienta a mi lado a una distancia prudencial pero no se va, no huye, solo guarda silencio esperando. Acorto la distancia entre los dos y recuesto la cabeza sobre su hombre, el no dice nada, solo tumba su cabeza sobre la mía, en silencio, como si no hiciese falta nada más, aunque voy a tener que dar muchas explicaciones aunque ahora no me las pida.

No sé cuánto tiempo pasamos así pero la vergüenza empieza a apoderarse de mi y no me atrevo a decir nada

No sé cuánto tiempo pasamos así pero la vergüenza empieza a apoderarse de mi y no me atrevo a decir nada, así que dejo que sea él el que marque los tiempos a partir de aquí. Se levanta cuidadosamente y me mira de la misma forma en la que lo hizo desde el principio como si no me acabase de ver en uno de mis momentos más vulnerables.

-¿Vamos?

La marine {Kylian Mbappé}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora