Después de los turbulentos eventos en los que la Reina Malvada logró infiltrarse en la academia, JungKook se encuentra en una encrucijada emocional al descubrir que su supuesto príncipe azul no era quien parecía ser. En medio de la incertidumbre, co...
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Enojo y confusión.
Esos eran justamente los sentimientos que lo embargaban en ese momento. A veces llegaba a pensar que nunca tendría un día tranquilo en su misera vida.
El día había comenzado de igual forma que todos los anteriores, con la ligera diferencia que TaeHyung no estuvo para molestar como de costumbre, era la única parte de su rutina que amenizaba el aburrimiento y cansancio de su día a día. Por lo que por obvias razones estuvo estresado en sus primeras clases. Estrés que no colaboraba en lo más mínimo en la discusión que estaba teniendo ahora con YoonGi.
La razón no podía ser más estúpida, pero aquello comenzó a escalar a niveles muy altos y JiMin no aparecía para tratar de calmar las aguas como siempre.
—¿Qué, acaso los problemas no importan cuando no son tuyos? Pues perdóname principito, este es el mundo real, los demás también tenemos problemas —rodó los ojos evitando la mirada al rubio, quien lo miraba serio y confuso.
—Ni siquiera me mencionaste que te sucedía, ¿qué mierda te pasa? —¿En serio todo esto comenzó por mencionar que no se sentía bien porque no pudo ver a TaeHyung en todo el día? YoonGi ni siquiera le había mencionado que tuvo problemas. Estaba más que seguro de que su mal humor era impulsado por lo que sea que haya sucedido.
—Me pasa que ya no te preocupas por otros que no sea por ti mismo, estás tan centrado en tu mundo que no te das cuenta lo que pasa al rededor —reclamo con enojo—. Para supuestamente decir que no aceptaste ese trato, eres igual a mi madre.
Y aquello fue la gota que derramo el vaso.
El pelimorado se dio cuenta de inmediato lo que había dicho, pero JungKook lo escuchó. Estaba pálido, sin siquiera mover un solo músculo y sus ojos amenazaron con volver a soltar lágrimas. Ya se sentía cansado de esta situación, no podía más. YoonGi sabía que eso había arruinado su vida y volvía a traerlo a colación, era como si no pudiera pasar un solo día sin recordar aquello.
—Kook, yo... —la lástima en su mirada fue evidente de forma inmediata, dijo algo que no debió y lo sabía.
—No —interrumpió con frialdad—. No quiero escucharte ahora —algo tambaleante por el temblor en su cuerpo se acercó a la puerta y coloco una mano en el pomo de esta, deteniéndose un momento solo para volver a mirarlo—. Tú más que nadie sabe lo que he pasado por esa situación, al parecer no eres muy diferente de todas esas personas que me hicieron de lado —y antes de que derramara la primera lágrima, salió de la habitación.
Ignoró por completo el llamado que escuchó de YoonGi antes de cerrar la puerta, se apoyó en la pared para tomar una profunda respiración, que aun así no evitó las lágrimas que comenzaron a correr por sus mejillas y no se le ocurrió otro mejor lugar para ir que no fuera la azotea. Ese era por mucho el lugar en el que mejor se sentía. Estaba solo, fuera de la vista de los demás, aunque su sitio secreto, no era tan secreto, pues hasta hace poco TaeHyung descubrió a donde se escabullía cuando intentaba huir.
