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No estaba seguro de qué le generaba mayor nerviosismo: si la inminente cita con TaeHyung o la llamada que tendría esa misma noche con su madre

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No estaba seguro de qué le generaba mayor nerviosismo: si la inminente cita con TaeHyung o la llamada que tendría esa misma noche con su madre. Ambas situaciones despertaban en su interior un torrente de emociones de una intensidad similar, pero al mismo tiempo, tan opuestas que parecía imposible que coexistieran.

Por un lado, la cita con Taehyung le prometía ser un refugio de calma, un momento cálido y especial que ansiaba con profundidad. Podía imaginar la sonrisa que iluminaría su rostro al final del día, un reflejo de la alegría que el alfa le transmitía. Solo pensar en compartir tiempo a solas con él hacía que su corazón latiera con fuerza, cada pulso estando impregnado de una felicidad serena y palpable. Esa dicha contrastaba radicalmente con la inquietud que le provocaba la simple idea de hablar con su madre.

Negó con la cabeza, dejando escapar un suspiro profundo, cargado de frustración. Sabía que perderse en sus pensamientos solo lo desgastaría más, así que decidió alejar esa maraña de ideas antes de que lo consumieran por completo.

Por décima vez en los últimos minutos, se acercó al espejo y repasó cada detalle de su apariencia, buscando algo que organizar, aunque en el fondo sabía que probablemente estaba exagerando. Aun así, no podía evitarlo. Quería verse bien para el alfa, deseaba que todo estuviera en su lugar. Anhelaba sentirse bonito, quería que cuando TaeHyung lo viera, hubiera algo en su mirada que confirmara que su esfuerzo en arreglarse había valido la pena. Aunque sabía que al alfa no solía importarle mucho su apariencia, todo el tiempo estaba halagando porque para él, siempre se veía lindo.

Dejó escapar un suspiro nervioso, como si al soltar el aire pudiera disipar el nudo que sentía en su estómago. Notó cómo sus manos comenzaban a sudar, una señal inevitable de su creciente nerviosismo, por lo que las frotó contra los costados de su pantalón. Sin perder más tiempo, se apresuró a colocarse los guantes. Estos no eran tan gruesos como los que solía usar en los días anteriores, que fueron los más crudos del invierno; la estación estaba menguando, y aunque el frío aún se aferraba al aire, ya no tenía la misma intensidad que en semanas anteriores.

Echó un último vistazo de reojo al espejo y, tras acomodarse el cabello para que no pareciera desordenado, tomó una profunda bocanada de aire, reuniendo el valor que necesitaba. Con paso decidido, salió por la puerta y la cerró tras de sí.

Sabía que, era muy probable que TaeHyung ya lo estaría esperando al pie de las escaleras. Y, en efecto, no se equivocaba. Apenas llegó al punto de encuentro, la figura del peliblanco capturó su atención de inmediato. El aire a su alrededor estaba impregnado de esa inconfundible fragancia de naranja y lavanda, un aroma que, sin darse cuenta, se había vuelto su obsesión estos últimos días. En ese instante, sintió como cada fibra de su ser quedaba envuelta en esa esencia embriagadora.

Lucía tan atractivo como siempre, pero esta vez había algo en él que hacía que cada uno de sus rasgos parecieran más cautivadores. En silencio, lo observó con detenimiento, permitiéndose disfrutar del momento. Su mirada recorrió el rostro de TaeHyung con la misma familiaridad con la que lo había hecho tantas veces antes, empezando por aquella piel canela, tersa y suave, que siempre lo invitaba a deslizar sus labios con lentitud cuando estaban a solas.

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⏰ Última actualización: Nov 05 ⏰

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Ever After High¹ |TaeKook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora