Capítulo 14: Amenaza

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El principe golpeó la cabeza contra su ropero, sus sentimientos estaban confusos, no podía creer que estuvo a punto de besarlo, y lo peor de todo es que se sintió decepcionado cuando los interrumpieron. ¿Por que se sintió decepcionado? No debería estar deseando que ambos se besaran, su corazón no debería latir más fuerte cuando pensaba en él, no debería sentir su estomago revolverse al primer segundo de verlo. Debería de no tener otro sentimiento más allá de la amistad a ese ladrón que un día lo amenazado con cuchillo en la garganta. Él era un príncipe, él era un ladrón que se había convertido en guardia y ambos eran hombres.

No podía consiliar el sueño, solamente veía las manecillas de su reloj de pared moverse pero sus ojos y mente no tenían ningún interés en descansar. Cansado de pensar Andro decidió ir a despejarse un poco, una caminata en los jardínes siempre lo ayudaba a pensar de manera más clara.

Mientras sentía el aire frío en la cara sus ojos se dirigían a las estrellas, le resultaban hipnotizante el ver a las pequeñas esferas de luz en el cielo oscuro. Le hacían recordar lo insignificante que eran sus problemas. Se quedó mirando las estrellas, esperando que sus pensamientos acerca de sus sentimientos se esfumaran con el frío de la noche, sin embargo, no eran tan fáciles de olvidar.

Ambos eran hombres, y no debería tener ese tipo de reacciones hacia alguien del mismo sexo. Andro sabía que las relaciones entre dos hombres no eran tan anormales, sin embargo él era un miembro de la realeza, alguien que da el ejemplo, un futuro rey de una nación. Aunque el pueblo estuviese de acuerdo en tener un gobernante que tiene sentimientos por alguien igual que él, su madre jamás lo aceptaría. No podía ni siquiera imaginarse la reacción que tendría su madre si se enterara que su corazón latía por alguien que no fuese una mujer ¿estaría decepcionada? ¿Se arrepentiría de haberlo dado a luz? ¿Le quitaría todo lo que tiene solo poder ser diferente a los demás? Esos pensamientos no lo calmaban, sino que al contrario le estaban causando un fuerte dolor en el pecho.

El príncipe estaba tan inmerso en sus preocupaciones que jamás vio al hombre encapuchado que se acercaba a el con cuchillo en mano. El misterioso hombre aprovecharía esos momentos para cumplir con el trabajo que fue encomendado, asesinar al príncipe. Sin embargo, justo cuando estaba por atacar al príncipe por la espalda, otro hombre se interpuso en el camino. El guardia tomó el cuchillo a medio camino e hizo que él hombre enmascarado lo soltara. Al ver que su plan falló, el hombre salió corriendo y el guardia fue detrás de él.
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Ninguno de los dos sabe en que momento llegaron a esa situación. Andro con su espalda recargada en la puerta de su habitación y Pierre encarcelándolo con su propio cuerpo, sus brazos a ambos lados de la cabeza del príncipe, demasiado cerca el uno del otro.

Después del incidente del jardín Pierre lo habían ascendido finalmente a guardia personal de Andro, a pesar de no decirlo esa noticia alegro al príncipe había estado esperando esa noticia desde hace bastante tiempo. Agradeció que Pierre hubiese estado su patrullaje nocturno en el jardín, si no hubiese sido por el en este momento estaría muerto y agradeció aun más al saber que fue eso lo que causó que Pierre fuese finalmente su guardia. Después de ese incidente la reina reforzó la seguridad en el palacio y ahora quería tener vigilado al príncipe las veinticuatro horas del día y le pareció justo que el que lo vigilara más de cerca fuera el guardia que salvó su vida, claro que ella no sabía que ese guardia era Pierre.

Andro tardó en acostumbrarse a la constante presencia de Pierre detrás de él, muchas veces había intentado establecer una conversación con él, sin embargo Pierre no mostraba ningún signo de que estuviese escuchando al príncipe, solamente respondía con respuestas cortas a simplemente no respondía nada.

—¿podrías dejar de ignorarme? Ya es bastante creepy que un hombre me este siguiendo a todos lados como un fantasma—dijo Andro cuando iban camino a su habitación ya a altas horas de la noche

—Es mi trabajo— se limitó a responder

—Pensé que esto ya lo habíamos hablado, no somos extraños, somos amigos

—Y como te dije en ese entonces, mientras trabajo no se supone que deba tener este tipo de conversaciones con usted

—Pues vas a tener que romper las reglas porque ahora no eres cualquier guardia, tu trabajo es mi bienestar y para eso necesito hablar con alguien y atención—Andro comenzaba a impacientarse, era lo mismo de siempre. Pensó que después de que lo hablaran iba a cambiar sus encuentros, sin embargo a pesar de que ahora pasaban cada día juntos, su relación no había cambiado en nada.

—Y haré lo posible por protegerlo ante cualquier amenaza— Pierre ni siquiera le dirigía la mirada. Ambos estaban fuera de la habitación, otros dos guardias afuera custodiando la puerta, con un movimiento de cabeza ambos abrieron las puertas de la alcoba—ahora si me disculpa, pasaré a su habitación—La protección era tal que cada noche cuando Andro regresaba Pierre necesitaba pasar a su habitación a revisar cad rincón de su cuarto ante cualquier tipo de sospecha.

Cuando Pierre entró a la habitación Andro camino detrás de él y cerró las puertas — ¿Sabes que los guardias de afuera se encargaron de que no entrara nada ni nadie verdad?—Pierre no contestó y siguió revisando las cortinas, el closet y debajo de la cama— estamos solo, puedes hablar con normalidad o hablarme por lo menos—Pierre siguió sin contestar—No tienes que hacer esto yo puedo cuidarme solo, además no creo que nadie entrara por esa puerta.

—La puerta no es el único lugar por el que una persona puede entrar, además, entrar aquí es más simple de lo que crees—repuso Pierre

—Claro que no es...—Andro se detuvo a media oración—¿Y tu cómo sabes eso?— Pierre guardó silencio de nuevo, una vez terminada su tarea se dirigió a la puerta pero Andro se interpuso tapando la puerta con su cuerpo— ¿Cómo sabes eso?

—Muévete—Pierre seguía sin mirarlo

—No hasta que me respondas, además ¿qué te pasa últimamente? Parece que siempre estas molesto y ni siquiera estando solos me diriges la palabra— Pierre lo miró finalmente si mirada cambió drásticamente, esta se volvió más suave. El guardia dio otro paso acortando la distancia entre ambos y puso ambas manos a los lados de la cabeza de Andro

—¿así esta mejor?—susurro Pierre

—Contéstame— mandó el príncipe intentando ocultar su sorpresa y nerviosismo ante  el repentino acercamiento

—¿y si no quiero?

—No te dejaré salir— respondió Andro manteniendo su postura. Jamás se había dado cuenta de lo alto que era Pierre, al estar tan cerca de él debía de levantar la cabeza para mirarlo.

Pierre sonrió burlonamente —si querías que me quedara en tu habitación solo tenías que decirlo—susurró de nuevo

—¿Por qué susurras y cambias de actitud tan rápido? Realmente no te comprendo

—Porque alguien afuera podría escuchar— respondió. Esta vez Andro fue el que apartó la mirada, no se la podía sostener, su corazón latía rápidamente y sentía los nervios de su cuerpo temblar con cada segundo que pasaba— y no quiero que tu madre te reprenda por dirigirle la palabra de un simple guardia como si fuera un igual

—Pierre deja de...

—No, no digas mi nombre así. Ya me resulta bastante difícil—Ante esa respuesta Andro regresó su mirada a la de él. "¿Qué quieres decir con eso?" Quiso decir, pero antes de que sus labios se abrieran la mano de Pierre se dirigió al dorado cabello del príncipe y luego a su mejilla acariciando su piel de una manera tan tierna que Andro jamás imagino que podría hacerlo.

Su voz ya no podía salir de su garganta, tenía un nudo que no le permitía pasar ni siquiera el aire—No sabes...— comenzó Pierre—No sabes lo asustado que estaba cuando vi al hombre siguiéndote— su mano se dirigió a su labio inferior, Andro sintió la cálida piel de su pulgar en su labio, no podía apartar la mirada de los ojos cafés de Pierre y sin darse cuenta esa mirada viajo a sus labios. Pierre parecía una persona totalmente distinta en ese momento, la mirada en sus ojos, como si Andro fuese lo único que existía en el mundo y sus tiernas caricias como si temiera que con cualquier movimiento se rompiera— Juro por dios que te protegeré hasta el último aliento de mi vida y si necesito darla para salvar la tuya lo haré sin dudar.

Esas palabras causaron una gran presión en el pecho de Andro y una inmensa tristeza, como un recuerdo doloroso. Antes de poder dejarlo continuar el príncipe tomó las mejillas del guardia y juntó sus labios.

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⏰ Última actualización: Oct 01 ⏰

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