Capítulo 15: malas noticias

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Lo estaba besando, realmente lo estaba besando. Sus labios eran más suaves de lo que el príncipe había imaginado, se movía con un ternura increíble, lo hacía sentir una emoción que jamás había experimentado en su vida.

Pierre no había desperdiciado ningún segundo para responder el beso de Andro, lo beso como su vida dependiera de ello, como si hubiese sido el oxígeno que necesitaba para vivir. Quería sentirlo, quería poder explorar cada parte de él como si fuese el mismo. Estaba totalmente perdido. Perdido en su aroma, en sus labios, en su sabor, todo él era justo como lo había imaginado. Era justo como lo había soñado.

Poco a poco el beso fue aumentado de intensidad, los besos que al principio eran tiernos y delicados no tardaron en convertirse en salvajes y hambrientos, pero repentinamente Pierre se detuvo. Andro finalmente abrió los ojos, encontrándose con la mirada de Pierre, sus ojos estaban oscuros de deseos y su pecho subía y bajaba ante la agitación.

—Andro...—Su nombre sonó como un suspiro—¿Puedo...—dejó la frase a medias. Andro necesito quitar sus ojos de su mirad para saber a lo que se refería, Pierre levantaba la mano a escasos centímetros de su cintura. Le estaba pidiendo permiso para tocarlo.El príncipe no pudo evitar sonreír y su pecho se lleno de ternura y calidez al ver el respeto con el que lo trataba.

—Si—esa simple palabra bastó para que Pierre lo tomase con fuerza de la cintura atrayéndolo de nuevo en un feroz beso. Pierre lo tomaba con fuerza, deseando que su ropa no fuera lo que se encontrar debajo de sus palmas. Con un rápido movimiento lo alzó en sus brazos, Andro enlazó sus piernas en su cadera para no perder el equilibrio.

Pierre lo cargo hasta la cama sin que sus labios se separar en ningún momento. Dejó caer a Andro sobre el centro de la cama con la delicadeza con la que dejan a un bebé. Sus respiraciones se hacían cada vez más pesadas, el príncipe podía sentir el cuerpo del guardia sobre él y sin desaprovechar el momento paso sus anos sobre su espalda y brazos, duros bajo el tacto. Los labios de Pierre bajaron hasta su cuello, olfateando y mordisqueando la piel sensible.

Estaba completamente perdido en el mar de sensaciones que lo rodeaban, su mente estaba en blanco, cada parte en la que Pierre pasaba sus manos o su boca se sentía como un mechero que calentaba cada centímetro de su ser. Pero todas esas sensaciones se esfumaron de repente. Andro abrió los ojos y vio a Pierre sobre él mirándolo.

—¿Sucede algo?—peguntó el príncipe. Pierre se hizó a un lado sentándose juntó a él.

—Nada, es solo...—Pierre se pasó la mano por el revoltoso cabello—creo que es mejor parar

—¿Por qué?— Andro no intento ni siquiera ocultar su decepción

—No creo que sea el momento adecuado para hacer esto y...—hizo otra pausa mirando directamente a los ojos al príncipe— no creo que esto sea una buena idea.

—¿a que te refieres?— Andro sintió una presión en el pecho repentinamente—¿acaso no quieres?

—lo quiero más que a nada en el mundo pero tú eres un príncipe —Pierre tomó las manos del príncipe entre las suyas pero Andro las quito enseguida

—¿Desde cuánto te importó eso? Siempre me insultabas y me tratabas como un igual, y ahora sales con que porque soy un príncipe no tengo permitido querer a alguien con un nivel social menos al mío— cruzo los brazos molesto— ya suenas a mi madre.

—No, Andro...no es eso lo que quería decir—comenzó pero el príncipe lo detuvo

—Ya déjalo así Pierre, entendí perfectamente lo que querías decir. Ahora sal de mi alcoba— su voz sonaba cortante

Mi única vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora