Capítulo 6: Castigo

150 23 0
                                    

Dejaba un camino de sangre por donde pasaba, los pies le dolían y sus rodillas soltaban un hilo de sangre de tantas veces que se cayó sobre el pavimento, sus pantalones rotos no ayudaban, en cambio dejaba caer la piel desnuda que ahora era de un rojo vivo. Pierre solo quería que esto terminara que fuera rápido y fácil, pero su experiencia viendo ejecuciones sabía que esto sería todo menos eso. Sus pies estaban encadenados al igual que sus muñecas, caminaba descalzo sobre el camino helado hacia la ciudad, mientras más se adentraban podía ver como la gente susurraba y se acerba a él con más curiosidad. Quiso huir, pero los guardias a su lado no permitían un minuto de retaso y estaban cien porciento atentos de cada uno de sus movimientos.

Finalmente, por lo que pareció un camino largo y doloroso, llegó hasta la plaza. Había cientos de personas que se hacían a un lado para dejarlo pasar, Pierre miraba el suelo, no se atrevía a ver ninguno de los rostros que lo rodeaban con miedo a que alguien lo reconociera.

En el centro, no estaba la horca o soldados preparados con armas para fusilar, sino que había una pequeña torre con hebillas en la punta; lo amarrarían ahí y sería azotado, lo dejarían ahí colgado de sus brazos hasta la que la última gota de sangre desaparezca de su cuerpo. Era un castigo que no se había puesto en práctica hace muchos años, pero cuando el crimen era muy grave era una de las sentencias de muerte preferidas.

Lo llevaron al lado de la torre, ahora era cuando la reina daría una palabras para poder comenzar con el castigo.

—Hace pocos días, este hombre de identidad desconocida entró a las instalaciones del castillo a escondidas— dijo la reina en voz alta, todas las personas permanecían calladas y atentas— Sin estar satisfecho de su delito, también mató a dos de los guardias e intento robar el dinero del pueblo— las personas soltaron una exclamación seguido de gritos de odio hacía el ladrón. La reina los calló con un movimiento de mano— Este hombre intentó robar su dinero para su propio provecho, por lo que ahora será condenado a la máxima pena de muerte como advertencia a todos los forasteros de no intentar robarle a mi pueblo, porque nosotros siempre estaremos cuidando de ustedes y no dejaremos que nadie ni nada se lleve lo que tanto nos costo conseguir— las personas aplaudían y victoreaban a la reina.

¿Realmente alguien podía creer toda esa mierda? ¿Es que acaso nadie podía notar todas la mentiras que decía? Mientras quitaban la parte superior de su ropa él miró retador a la monarca ¿Acaso era él único que la veía? mientras que ellos morían sin dinero y comida, ella condenaba a los inocentes mientras los veía morir con su galante vestido y brillante corona. Pierre miró alrededor y comprendió, las personas no eran como él, los que veían el espectáculo eran personas acomodadas, con traje, que no les hacía falta nada. Ovejas ciegas que seguían a su pastor y aplaudían cada acción.

Antes de que los guardias pudieran comenzar a amarrarlo, una pequeña figura salió de entre la multitud y abrazó al ladrón.

—El no hizo nada de eso, no podría, es inocente— el niño gritaba mientras las lagrimas corrían por su rostro

—Leo— susurró Pierre sin creerlo

—Dile que es un mentira, diles que tu no hiciste nada malo— Leo lo miró y su corazón se rompió, de todas las personas su hijo era el último que quería que lo viera así— me prometiste que estarías conmigo

—Lo lamento— se limitó a responder

Antes de poder reaccionar uno de los guardias tomó al niño aventándolo lejos. Pierre gritó y se intentó zafar del agarre de su segundo guardia, el cual logró darle un golpeo para soltarlo y con toda su fuerza le dio un puñetazo en la cara a aquel que aventó a su hijo. Otros tres guardias acudieron al rescate y lo tumbaron contra el suelo. Pierre pudo ver como Rosa entraba en el círculo y se llevaba al niño mientras el gritaba con todas sus fuerzas "Lo prometiste, suéltenlo". A rastras lo regresaron a su lugar y lo amarraron con fuerza al pilar

—Ignorando lo que acaba de pasar, iniciemos y dejemos que dios lo juzgue con sabiduría.

Pierre se contrajo cuando el primer latigazo golpeo su espalda, soltó un gruñido agarrándose con fuerza de sus cadenas. No cerró los ojos en ningún momento, ni tampoco separo la mirada de la reina que lo miraba con una sonrisa. Al poco tiempo llegó el segundo, el tercero, el cuarto, hasta que perdió la cuenta. Pierre podía sentir su sangre correr por su espalda hasta sus piernas, su piel ardía como si estuviera sumergido en fuego. Su mirada se comenzó a nublar, no sabía cuanto tiempo había pasado. En algún momento su mirada se movió y ahora su mirada se encontró con la del príncipe, no se había dado cuenta que el chico estaba sentado junto a su madre, con la cara blanca e inexpresiva.

—Alto— La voz del príncipe sobresalió, los golpes cesaron . Pierre abrió los ojos lo más que el cansancio le permitió, no se había dado cuenta de cuando los cerro— la reina ha decidido dar una segunda oportunidad— los murmullos de la gente comenzaron a resonar— por su gran corazón y generosidad, ha decidido poner a este criminal a prueba; partir de este momento, este hombre trabajara para su majestad y su vida se verá perdonada si ahora le jura lealtad.

El príncipe miró al ladrón suplicante. Pierre no sabía si era por su cansancio pero podía ver una desesperación en los ojos del joven.

En ese momento la gente comenzó a gritar, algunas de aclamación a la reina por su gran corazón y otros de reproche. Pierre miró a la reina que ahora su rostro tenía una sonrisa amable hacía las personas que la aclamaban, una sonrisa falsa que le daba imagen de santa.

Pierre no pudo contener ni un minuto más y finalmente se desmayó, cayendo de lleno sobre la calle y bañándose entre su propia sangre.

———————

Feliz navidaaaaad espero que se la hayan pasado súper bien

Los quiero mucho

Ángel fuera

Mi única vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora