17.- El amor es como resbalar y caer.

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Conforme el silencio se volvía cada vez más incómodo, la ansiedad de Lisa se iba incrementando; había una negativa flotando en el aire y la tailandesa podía sentirla. Paulatinamente y de manera involuntaria su pie comenzó a moverse, por momentos contenía la respiración; la expresión de la castaña no estaba ayudando a que su ansiedad desapareciera, ver ir desapareciendo aquella sonrisa y formarse un semblante serio, no era precisamente lo que esperaba.

Jennie se sentía confusa, fuera de balance por lo inesperado y en el fondo, una parte de ella tampoco podía resolver cómo sentirse, no estaba segura de la implicación de aquellas palabras y tampoco quería malinterpretar nada que pudiera generar un nuevo conflicto, cuando la paz ya estaba firmada.

Cuando la tensión de ese silencio se hizo realmente insoportable, ambas sabían que debían romperlo de algún modo, como fuera o la situación se volvería aún más incómoda.

—Escucha, Lisa...

—Sólo ... sólo piénsalo, no tienes que responderme ahora. Ya tienes mi número o puedes decírmelo en cualquier momento... después de todo, vamos a trabajar juntas y... sobre eso, avisame cuándo deseas que comencemos —interrumpió Lisa de manera un tanto atropellada, que fue la misma manera en que sonaron sus palabras.

Sonrió con esa típica sonrisa infantil, hizo una inclinación hacia Jennie e inicio el camino, sacudiendo levemente la correa de Hank para indicarle que debían ponerse en marcha. Habían dado alrededor de cinco pasos cuando se giró, en un inesperado movimiento.

—Estaré esperando... tú decides cuándo iniciamos.

Con paso apresurado se alejó, dejando aun más desconcertada a Jennie qué la observó irse. Se quedó largo rato mirando la acera vacía, largó un sonoro y profundo suspiro; no sabía qué pensar de todo lo sucedido, a decir verdad ya no tenía cabeza para nada desde que había bajado del auto de Jeongyeon y aquello, había sido la estocada final.

Enterró sus dedos entre su cabello, acomodando lo en toda su extensión y después de la cuarta ocasión, entró al edificio.

Una vez que tomo un largo baño, acomodaba todo el material que usaría al día siguiente mientras secaba su largo cabello castaño, de pie frente a su escritorio, cuando el portarretrato sobre éste llamó su atención, haciendo que detuviera todas sus acciones, dejando de lado la toalla en su mano para luego tomar la fotografía. Tocó el cristal acariciándolo con suavidad, con la punta de sus dedos.

—No sabes cuánto te extraño y no sé si algún día esté lista para dejar de hacerlo... o no sé si quiera dejar de hacerlo.

El sonido del carrito de compras retumba a ante el silencio de ambas, acompañado por el suave choque de las garitas de Hank contra el piso, siendo llevada la correa por Lisa.

—Me quedé ahí, estática y no pude decirle nada más —dijo Lisa de pronto, para luego cubrir su rostro con su mano libre.

Rosé soltó una risilla mientras empujaba el carrito y miraba por los anaqueles.

—Luego —continuó Lisa —, me cuentas esto sobre su prometido y ahora me siento peor. Ya entiendo por qué Jeongyeon casi quería matarme.

La rubia se detuvo, miró a Lisa un momento y luego se volvió hacia uno de los estantes.

—No seas tan dura contigo, no lo sabías; ¿cómo podrías? Si te soy sincera, creo que lo hiciste bien.

—Ahora todo tiene sentido —dijo Lisa sin mirar realmente a la joven a su lado, parecía recordar —; ahora entiendo por qué su mirada tan triste ese día.

Roseanne se volvió hacia la tailandesa, algo desconcertada; en ese momento, Lisa le contó lo sucedido aquella vez que se encontraron en el callejón del juguete.

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⏰ Última actualización: Jul 25 ⏰

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