Capítulo 1: Soy aún más lista de lo que parezco

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Canción para este capítulo: Warriors-Imagine Dragons

Miro de un lado a otro. Debo asegurarme de que es seguro salir: Quién sabe si sigue habiendo Visitantes ahí fuera.

Resoplo. Hace diez años mi vida era de lo más normal, sin embargo, con la llegada de esta especie alienígena, las cosas han cambiado drásticamente.

Pero no hay tiempo para lamentaciones. Salgo de mi escondite, que consiste en un contenedor de basura volcado, y corro hasta la otra acera. La calle está solitaria y prácticamente lo único que puedo oír es mi respiración agitada y nerviosa. Me dejo caer en el asfalto. Me rugen las tripas y el hambre me está devorando las entrañas.

Cojo aire y me levanto una vez más. Intento ocultarme en la oscuridad, pero a estas alturas poco queda ya de los edificios que antes decoraban Nueva York, y por tanto, de sus sombras.

Tras varios tensos minutos en los que me preparo para cualquier pequeña señal de Visitantes cerca, veo un rascacielos que me llama la atención más que los demás, o al menos, lo que queda de él. La mitad de sus ventanas están rotas o agrietadas, y se podría decir que la construcción ha sido dividida en dos, puesto que una de las mitades descansa derrumbada en el suelo, mientras que la otra se sostiene únicamente gracias a los cimientos. Enormes hierros sobresalen allí donde el edificio se desmoronó. La imagen me resultaría tétrica de no ser porque estoy acostumbrada a tener esta clase de catástrofes a mi alrededor.

Normalmente, en este tipo de viviendas es fácil hallar comida y ropa de las personas que vivieron ahí anteriormente. Solo espero que nadie se me haya adelantado o que los propietarios del lugar se llevaran provisiones cuando el Apocalipsis comenzó.

Camino a grandes zancadas, mis manos están cerca del cinturón donde guardo mi pistola. Nunca puedes saber a ciencia cierta lo que la ciudad alberga.

Jamás he visto un Visitante, pero debo estar preparada para cualquier cosa.

Me adentro en el rascacielos.

Mis ojos se abren como platos, el interior de la construcción está perfectamente. Las paredes son blancas, sin una sola mancha, los sillones negros y rojos de cuero y el resto de los muebles al más puro estilo de los 80s se encuentran en muy buen estado. Hay un par de estanterías, sobre las cuales reposan numerosas carpetas y archivos. Además, hay una pared decorada únicamente con espejos, que reflejan mi aspecto horrible y demacrado en comparación con el impoluto y pulcro de la sala.

A estas alturas esto es irreal.

Trago saliva. Mi instinto reacciona al segundo: una trampa. Lo más probable es que todo esto sea un cepo para humanos. Es decir, para mi.

Los Visitantes tienen poderes relacionados con la mente, lo que significa que seguramente este edificio esté en ruinas, o simplemente no exista, pero han distorsionado la realidad.

No puedo enloquecer ahora, no es el momento.

Respiro hondo y noto como una gota de sudor recorre lentamente mi frente. En el caso de que haya alienígenas aquí dentro, tengo muy pocas opciones de salir con vida.

Me giro para salir cuanto antes, pero la puerta ha desaparecido. En su lugar hay otra pared, también llena de espejos, lo cual me confunde aún más, si es que eso es posible.

––Mierda...

Echo a correr por la planta baja. Todo está limpio y ordenado, lo cual me pone de los nervios. Un largo pasillo se extiende ante mi. Respiro hondo y vuelvo a echar a correr. Los extensos muros están hechos de espejos. ¿Qué clase de persona tiene tal obsesión con el cristal? Oh, espera, seguramente esté atrapada con un alienígena, no con un ser humano, eso me deja mucho más tranquila...

THE VISITORSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora