Capítulo 8

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No pude dejar de pensar en aquel encuentro durante el resto del día.

En Liam acariciando mi mejilla. En su voz. En sus ojos.

En él.

No pude dejar de pensar en él.

Pero eso no era lo peor.

Lo peor era la voz de esa chica tan perfecta llamándolo «cariño», repitiéndose en mis oídos en un loop insoportable, torturándome.

Liam estaba con alguien.

Liam tenía novia.

Liam no me odiaba y, lejos de ser eso un alivio, fue una revelación que me mató por dentro. Y es que él no me odiaba... porque ya me había superado.

«¿Y qué mierda esperabas?»

No pude sacarme nada de eso de la cabeza ni siquiera luego de escabullirme al baño del trabajo para meterme una línea de coca, ni luego de la segunda.

Travis no iba a poder ir por mí a Veronica's ya que aún estaba en la reunión de la banda con Ewan McKenna —quien les estaba haciendo la devolución del demo que le habían enviado—, así que el buen Craig se ofreció a llevarme hasta el departamento, pero le advertí que primero debía pasar por algunos lugares. Él estuvo de acuerdo en acompañarme siempre y cuando compráramos sushi y cenáramos juntos, y me pareció una gran idea, teniendo en cuenta que bajo ningún concepto quería estar sola.

Así que, luego de nuestra primera parada en una tienda de tatuajes y piercings, Craig nos condujo hacia un Walmart y luego a una casa de comida japonesa.

—Amo como se te ve. Me encanta —me dijo el de rulos castaños y ojos marrón claro, dándome una mirada rápida mientras conducía.

Yo simplemente sonreí mientras me observaba en el espejo de la visera parasol del auto, admirando el piercing en forma de argolla en el lado derecho de mi nariz. Aún dolía un poco, pero eso era parte de la gracia.

—A tu novio va a encantarle.

Mi mente, la muy drogada y muy hija de puta de mi mente, evocó a Liam, y me quise dar la cabeza contra la guantera. ¿Por qué mierda no evocó, en todo caso, a Matt?

—Travis no es mi novio —respondí, con un tono triste y derrotado que Craig interpretó erróneamente.

—Mh, es un tema sensible. Entiendo. Supongo que él no es la clase de persona que se compromete de esa forma.

«¿Cómo te lo explico, Craig?»

Opté por no hacerlo y simplemente dejar que él creyera que era así. Si bien estábamos formando una bonita amistad, no sentía la confianza suficiente como para contarle toda mi historia. Más que nada, no me sentía lo suficientemente fuerte como para hablar de Matt, de Liam, y de todas las decisiones de mierda que llevaron a que arruinara mi vida en el lapso de poco más de un año.


•••


Mientras esperábamos que el tinte hiciera efecto en mi cabello, Craig y yo comimos en la mesita de té, sentados en el suelo, él poniéndome al tanto de su vida y de su carrera y yo simplemente escuchando. Tenía un hermano más grande que él que se había graduado en artes visuales el semestre anterior; antes de entrar a la universidad vivía con su madre en Utah; no había conocido a su padre, pues los había abandonado cuando Craig tenía un año; y esperaba algún día ser un reconocido director de cine.

Y sí, dije «tinte», porque en la tarde había decidido —quizás impulsivamente— teñirme el cabello de negro. Y no solo eso: también me lo había cortado a la altura de los hombros. Así que sí, me había deshecho de más de treinta centímetros de cabello, y de mi color castaño claro natural.

Oasis [Bilogía "Abismo", libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora