Capítulo 19

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Mayo


Travis: No voy a poder ir por ti.

El ensayo se extendió.

Uber. Yo pago.


—Idiota —mascullé y lancé la colilla de mi cigarrillo al suelo para pisarla y luego guardar mi teléfono en mi mochila.

—No vendrá, ¿cierto? —preguntó Craig quien hacía veinte minutos esperaba conmigo a que Travis viniera por mí. Negué con la cabeza, con la mirada baja—. Vamos, sube. —Se apartó de su auto y abrió la puerta del lado del conductor para subirse.


Quince minutos y un porro después, me encontraba debajo del agua templada de mi ducha. Esa combinación era fantástica, y mi cuerpo cada vez más relajado lo agradecía.

Hice mi cabello hacia un lado dejando que el chorro fuerte impactara directo sobre la parte alta de mi espalda y me fui moviendo para que hiciera lo mismo sobre mis hombros.

Delicioso.

Al terminar mi larga y muy necesaria ducha, envolví una toalla alrededor de mi cuerpo y con una más pequeña me sequé el cabello, alborotándolo, mientras salía a mi habitación. Me acerqué a mi tocador para tomar el peine y desenredar mi cabello. Usualmente no lo peinaba; mi ya-no-tan-nuevo corte se veía mejor si simplemente lo desenredaba con los dedos y lo acomodaba desprolijamente con una raya al medio. Pero, como ya me iba a acostar, opté por hacerlo.

Me estremecí cuando sentí unos dedos rozar mi brazo desnudo y la calidez de unos labios presionando el costado de mi cuello. Abrí mis ojos esperando encontrarme a Travis reflejado en el espejo, pero él no estaba allí. No había nadie. Solo estábamos mis demonios y yo.

Una idea imposible pero ilusionante se me clavó en la cabeza.

—Matt —murmuré, más en tono de pregunta que de afirmación.

El estómago se me hundió y mis respiraciones comenzaron a ser más profundas.

Pero no hubo sensaciones, ni señales en respuesta.

¿Señales?

No sé qué estaba esperando, realmente, pero volví a cerrar mis ojos, pese a cierto temor que se me había instalado en el pecho.

—¿Preferirías que fuera él? —susurraron en mi oído a la vez que dos manos subieron por el costado de mis muslos lentamente, colándose por debajo de la toalla.

Reconocí la voz al instante.

—Liam —jadeé cuando sus manos pasaron a la cara interna de mis muslos, acariciándolos.

Abrí los ojos y no daba crédito a lo que veía en el reflejo del espejo: Liam efectivamente estaba detrás de mí, mirándome a través del cristal, sus bonitos ojos azules cargados de deseo.

—No eres real —murmuré, más con la esperanza de que me demostrara que sí lo era que otra cosa.

—¿Esto no se siente real? —preguntó entre besos húmedos que iba dejando por la zona alta de mi espalda y mis hombros. Llevó sus manos al enganche de la toalla en mi pecho y lo soltó, dejándola caer al suelo, desnudándome—. O esto —llevó sus manos a mis pechos apretándolos y masajeándolos a la vez que dirigía sus besos a mi cuello, besándolo, succionándolo, y mordiéndolo, volviendo mi respiración jadeante.

¿Qué carajo estaba pasando? Porque definitivamente todo eso se sentía demasiado real. Deliciosamente real. Pero era sencillamente imposible.

Y su aroma no estaba allí. No percibía su perfume, ni el olor de su piel.

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⏰ Última actualización: 5 hours ago ⏰

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Oasis [Bilogía "Abismo", libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora