Una visita inesperada

25 1 0
                                    

El mismo año en que Renzo partió, llegó a mi vida una nueva mascota: Dorothy, una gatita gris con ojos pequeños. Fue rescatada de la calle con solo un mes de vida. No esperaba adoptar una mascota ese día, pero ella se acercó a mí y se trepó como si nos conociéramos de toda la vida. La vida parecía haberme dado una nueva razón para luchar, y yo estaba dispuesto a aceptarla. Estuvo conmigo durante un corto período antes de su partida repentina.

Esa noche, estaba a su lado mientras dormía. Al despertar, mi hermano entró y me dijo que Dorothy ya no estaba respirando. No lo podía creer, pero era cierto; probablemente dejó de respirar durante la madrugada. Me culpé mucho por no haber estado presente y pensaba que la había dejado morir sola. Recuerdo que, al sostener su cuerpo, me enojé mucho con la vida, o con quien fuera que estuviera por encima de nosotros. Le rogué a Dios que me la devolviera, que ya no podía soportar más. Fue la primera vez en mi vida que le rogué a Dios. Su partida me pareció injusta, ya que ella nunca tuvo la oportunidad de ver un atardecer lleno de nubes, un cielo azul, sentir el sol o comer algo delicioso. Nunca tuvo la oportunidad de experimentar muchas cosas.

No podía ver más allá en ese momento; solo pensaba en que todo me salía mal. Con el tiempo, aprendí a aceptar que Dorothy se fue teniendo un hogar, una cama donde dormir y, sobre todo, alguien que la amaba. Me hubiera encantado vivir más cosas con ella, pero aprendí una lección importante: valorar cada instante con alguien, ya sea una mascota, una persona o simplemente contigo mismo, ya que no sabes qué pasará en el futuro. También entendí que no todas las mascotas tienen la oportunidad de tener un hogar. Con Dorothy, aprendí a apreciar cada momento de una vida animal y a entender lo que realmente significa amar a un ser vivo.

Creo que ella se fue feliz, y yo me siento contento de saber que me eligió para pasar unas semanas conmigo. Aunque fue doloroso, hoy en día siento que, dondequiera que esté, espero que haya podido ver todo aquello de lo que algún día le hablé o soñé con mostrarle. Siempre serás alguien especial para mí.

CatarsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora