¿Debilidad o amor?

192 7 1
                                    

Laura Biel.

— Señorita Laura... — Escucho una voz desconocida, abrí levemente los ojos y rápidamente me golpeó un fuerte dolor en el cuerpo y por sobretodo en la cabeza, vuelvo a cerrar los ojos. — Despacio...— vuelve a decir aquella voz.

Abro lentamente los ojos y quedo frente a un hombre no mayor de 30 años, me sorprendí. ¿Dónde estaba mi prometido?

— Mass...— Intento decir pero me pausa.

— No hables, puedes decirme Nacho — Dice con una sonrisa. Entre mas miraba la habitación más confundida estaba, no entendía nada — Tranquila, estas en mi residencia. Estas a salvo — Dice.

Rápidamente me toco el vientre... mi hijo.

— Esta bien, no le pasó nada — Dice aquel hombre caminando hasta un gran ventanal que adornaba la habitación.

— ¿Que... hago aquí? — Intento hablar pero sinceramente me costaba mucho por el dolor.

— No hables preciosa, sabrás todo en su momento preciso — Dice sonriendo — Has estado en manos equivocadas, tu siempre debiste ser mía — Dice.

— ¿Qué carajos? Ni siquiera te conozco, estoy casada y voy a tener un hijo — Digo tratando de sentarme en la cama pero era imposible por el dolor ya que se me escapó un gemido.

— No hagas fuerza preciosa, estás lastimada...Soy Nacho Matos, de la familia Matos — Dice dándose vuelta para sentarse en la cama donde yo me encontraba.

— ¿Donde esta mi marido? — Pregunto.

— Ya pronto estarás con el, solo quiero ver de cerca algo que siempre debió ser mío — Dice colocando un mechón de mi cabello por detrás de mi oreja — Vas a dormir y despertarás en tu casa, descansa preciosa. Nos volveremos a ver — Dice mientras me deposita un beso en la frente.

— Estas loco... Nunca nos volveremos a ver — Digo con enojo.

Tome el vaso con agua que se encontraba en la mesita de noche, me sentía muy adolorida. Me recosté rogando despertar en mi casa con Massimo y sin intentar tanto me quede dormida.

Al pasar un tiempo, siento que alguien toma mis manos pero me era imposible abrir los ojos.

— Mi amor... Discúlpame por favor — Dice con la voz entrecortada — No quise que nada de esto pasara por mi culpa, tu y nuestro hijo son todo para mi — Dice.

Me sentía impotente por no poder moverme ni abrir los ojos, no sabia que estaba pasando conmigo.

— Señor Torricelli... — Dice una voz desconocida.

— Doctor, ¿Están bien? — Pregunta Massimo.

— Tanto como la madre y el feto están bien, salvo algunos golpes que la señora tiene, pero son normales de acuerdo al nivel del accidente que tuvo. Lo que si es extraño... El nivel de somníferos que consumió — Dice el doctor, sabía que algo raro pasaba, no estaba inconsciente pero mi cuerpo no respondía. — Ya despertará — Finaliza el doctor.

— Ma... Massimo — Susurro débilmente frunciendo el ceño mientras intento mover el cuerpo.

— Cariño... No te muevas — Dice Massimo tomando mis manos — Deja que tu cuerpo despierte solo — Dice.

— Acuéstate conmigo... Tengo miedo — Digo y así fue cómo sentía que el colchón se hundía levemente para luego sentir los enormes brazos de Massimo encima mío, sentía su calor y por sobretodo me sentía protegida.

Me quede dormida nuevamente perdiendo la noción del tiempo, pero sentía un leve caricia en mi rostro y finalmente pude abrir los ojos y ahí fue donde vi a un Massimo afligido, como si algo le hubiese quitado lo mas preciado que era para el. Sus ojos se encontraban totalmente hinchados, rojos. Sentía como mi corazón se estrujaba, me dolía verlo así.

— Massimo... Estoy aquí — Digo fingiendo una leve sonrisa.

— Disculpame — Dice con la voz entrecortada, sus ojos comenzaron a llenarse de lagrimas nuevamente y caían por sus mejillas, las limpie levemente para volver a sonreír.

— Cariño, estamos bien. El bebé y yo estamos bien — Digo nuevamente para tranquilizarlo.

— Pensé que te había perdido para siempre, después de tanto siempre he soñado con mi propia familia. Contigo a mi lado, mi mujer y mi hijo. Y sentir que estuve apunto de perderlos a ambos me volvió loco, me quitaron las ganas de vivir... Sin ti Laura, yo moriría, tu me has devuelto la felicidad, desde que llegaste a esta casa todo ha sido diferente, llenaste de luz este hogar que por generaciones ha estado desolado. Tu.. siempre has sido mi remedio Laura, no me dejes nunca por favor — Dice Massimo soltando unas lagrimas, jamás lo había visto tan vulnerable y con miedo, me encantaba conocer el lado frágil de Massimo y ver cuales eran sus miedos y deseos.

— Massimo... Nunca te dejare, estaré siempre contigo, a tu lado. Nuestro hijo tendrá la mayor suerte del mundo de tenerte a ti como padre. Te amo Massimo — Digo con una sonrisa para luego depositar un beso en sus labios, luego de eso me abrazo delicadamente y pude sentir cuanto me amaba.

— Laura... ¿Qué pasó en el lugar donde estabas, escuchaste o viste algo? — Pregunta Massimo.

— Yo, yo...—

Serás Mía |Massimo Torricelli|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora