Saga N°1 de La Pentalogia "Improntas"
A Samuel Uley nunca se le pasó por la mente que las Leyendas que contaba Billy Black, Fueran ciertas, ni mucho menos que sería el Alfa de la Manada. El ya tenía su vida planeada, Se iba a Casar, Tenía Un empleo...
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Luego de ese traumático suceso, Paso una semana y tres días, semana y tres días que se la paso dentro de la cabaña. No quería salir, y tampoco es que Sam quisiera que ella salga porque el también había quedado un poco asustado.
Sus tres lobitos habían acordado para con la castaña para que no trabajará por un tiempo. Cosa, que obviamente, no se opuso.
Solo salía si Jared, Paul o el propio Sam la acompañaba, a petición de Eva, quien no quería salir sin compañía por paranoia suya.
- Lo siento, Ma, debo de irme a trabajar, mañana seguimos hablando. Si, yo también te amo, Adiós. - Corto con rapidez a los minutos de hablar con ella. Suspirando mientras dirigía la mirada a la televisión donde había una película, poniendo música tranquilizante.
Había mentido. Desde el día que casi abusan de ella que no va a trabajar en ninguno de sus otros trabajos a medio tiempo, a petición suya y por sus lobitos.
- ¿Eve? - Hablo Sam con cautela, en la entrada mirándola.
Eva volteó a verlo con una leve sonrisa.
- Regresaste temprano, ¿Paso algo? - le pregunto ella, mientras iba a saludarlo con un pequeño y corto abrazo.
Sam suspiro, sonriéndole como siempre, con cariño:— No paso nada, solo otro integrante en la manada.
- ¿Otro? —Pregunto sorprendida y a la vez contenta.— Paso una semana desde que Paul llego...
- Si, a mí también me sorprendió cuando los del consejo me avisaron. - se rasco la frente soltando un pequeño suspiro.
- ¿Cuando lo conoceré? ¿Quien es? ¿Cómo es? - empezó a preguntar ella con entusiasmo, haciendo reír suavemente al Lobo.
«Que tierna se ve cuando se pone asi...» escucho la misma voz masculina que siempre escucha en su cabeza desde que se mudó aquí. Pero como siempre, lo tomo como su propia conciencia, como Pepito Grillo.
