Saga N°1 de La Pentalogia "Improntas"
A Samuel Uley nunca se le pasó por la mente que las Leyendas que contaba Billy Black, Fueran ciertas, ni mucho menos que sería el Alfa de la Manada. El ya tenía su vida planeada, Se iba a Casar, Tenía Un empleo...
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Evaline metía su maquillaje y accesorios en una cajita, levantando su mirada para observar las fotos que estaban en el espejo de su escritorio, soltando un suspiro.
Si, ese era su sueño, "estar" con su Crush y vivir con el, como en un cuento de hadas, pero... No sé sentía así, o por lo menos no tanto.
Al terminar de guardar las cosas y fotos que tenía en su escritorio, volteó a mirar aquella habitación que fue suya por 19 años, que ahora, quedaría vacía. Ella, aunque si quería irse con aquel muchacho que considera el amor de su vida, temia dejar a su madre y hermanos solos con su "padre".
Cerró la última caja que contenía libros y dio un gran suspiro para así morder su labio y mirar por última vez la habitación, aunque ella misma sabía que no iba a dejar de venir para visitar a su familia.
- Lily. —ingresa su madre, con su sonrisa maternal, sosteniendo una caja con cuadernos y libros aunque tenía en su mano uno en especial.— aquí te dejo una caja de cuadernos y anotaciones para que sepas más sobre los lobos y que es la imprimación o mejor dicho con exactitud, sobre la imprimación de un alfa. - sonríe con nostalgia, dejando la caja en el suelo para así extenderle un gran libro.
Eva jadeo con sorpresa, observando fascinada el libro.
- Este es... - Murmura ella con emoción, agarrándolo y acariciando la portada conmovida.
- El libro de recetas de tu tatarabuela. - completa con una sonrisa su madre, sabiendo lo tanto que a su única hija le gustaba la cocina y aún más las recetas que siempre hacía su tatarabuela, su bisabuela, su abuela y su madre.
- Wow... Yo, no se que decir, nunca espere que me dieras el libro que solo se hereda cuando tienes hijos... - murmura con sus ojos cristalizados de la emoción que sentía.
- Yo misma te lo estoy dando, para que puedas cocinarles a esos chuchos. —rie contagiando un poco a su hija.— y para que tengas algo de tu familia materna, porque tu siempre fuiste la adoración de la bisabuela y la abuela, cariño.
- y ellas fueron mí adoración, Mami. - dice con nostalgia.
- Ma. —Llama desde la puerta, Mateo junto con Matías, los mellizos de 6 años.— Jay dice que ya tenemos que irnos.
- Ahora voy, mis amores. —Les dice, dándoles un beso a cada uno de los niños, para así ellos asentir y sin antes darle un abrazo a Eva, irse corriendo de ahí.— Ya debo de irme, pero cuídate, ¿Si?, estaremos dos semanas en Londres, pero los niños y yo te llamaremos muchas veces. - dice cariñosamente para así abrazarla con fuerza, evitando sollozar.
Lily, muerde su labio con fuerza, correspondiendo a su abrazo. Por fin iba a dejar el nido, pero no sé sentía para nada bien, no cuando tenía que dejar pasar dos semanas para volver a verlos por el idiota y machista de su padre.
