Capítulo 3

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- ¡Realmente tienes que...! ¡Tienes que estarme jodiendo, Charles! – Lewis gritó, golpeando con su puño el suelo, se había caído de la cama de Charles, en la cual se encontraba originalmente hablando luego de que el menor llamase a su amigo en busca de desahogar todo lo que traía en su interior desde aquel infortunado suceso, debido a la exagerada risa maníaca que no había cesado desde que Charles empezó a relatarle su primera charla con Carlos Sainz.

- ¡Demonios, Lewis, deja de reírte! – Exclamó el castaño, lanzándole una almohada en el rostro a su amigo, frustrado, avergonzado, y muy rojo- Me haces sentir mucho peor.

El de trenzas inhaló un par de veces antes de encontrar su voz.

- No creo que eso sea humanamente posible, Charlie – Confesó el moreno, apoyando sus codos en el colchón de la cama aún sentado en el piso – Es decir, lo primero que sale de tu boca la primera vez que hablas con una criatura tan inocente como Carlos es "¿Me dejas chupártela?" – Las mejías de Charles estaban ahora en un intenso tono carmesí – Solo porque quedaste sorprendido por el enorme tamaño de su mini-Carlos, no tan mini según lo que estás contando... No te da derecho de ser un indecente. Debiste, primero, invitarle un café.

- ¡Lewis, ya basta! – Gritó Charles, tirándose de espaldas en su cama, cubriendo su rostro con una almohada, ahogando un grito de frustración en ella. Tenía ganas de llorar debido a lo avergonzado que se encontraba con Carlos.

Demonios, después de haber soltado tal cosa, no se dio cuenta de la estupidez que había dicho hasta que el rostro entero del chico se volvió tan rojo como una manzana madura. El labio interior le tembló, no pudo decir una palabra y Charles, en seguida, se dio cuenta de lo profundo que había metido la pata.

"L-lo siento... creo que debo irme"

Fue lo único que pudo articular el castaño mayor, quien se olvidó de inmediato de su ducha y salió corriendo con la ropa a medio poner, dejando a Charles con una disculpa en la boca y la vergüenza más enorme que había experimentado en su vida.

- Debo disculparme con él – Balbuceó Charles, aún con el rostro enterrado en la almohada.

- ¿Hm? – Inquirió el moreno quitándole la almohada del rostro - ¿Qué has dicho?

- Que debo disculparme con él. No podré vivir en paz conmigo mismo si él sigue teniendo esa errónea impresión de mí, Lewis – Dramatizó el menor, sentándose sobre sus pantorrillas y meneando a su amigo de los hombros - ¡Lo traumaticé!

- Sí, eso me ha quedado bastante claro – Ironizó, el mayor, rodando los ojos – Pero créeme cuando te digo que Carlos va a estar ignorándote hasta en los almuerzos. Debe estar tanto, o más, avergonzado que tú.

- Por eso tú me ayudarás a atraparlo – Canturreó Charles, sonriendo exageradamente.

- Si lo vamos a "atrapar", se va a asustar mucho más – Analizó Lewis, llevándose los dedos a la barbilla, con una expresión pensativa.

- ¡Leeeeewiiiiiiiiiiiiss...! – Lloriqueó el menor, fingiendo llorar – Debes ayudarme... quiero disculparme con Carlos... No puedo dejar las cosas así, aunque me muera por tener ese gran pene entre mis manos. Quizá si me disculpo con él podamos ser amigos y me deje... Me deje... Oh, demonios, voy a tener una erección si sigo pensando en él.

- Ew, Charles, eres asqueroso – Se queja Lewis, empujando a su amigo hasta hacerle caer al suelo – Pero te ayudaré sólo porque tú me ayudaste a pedirle una cita a George antes de que fuéramos novios. Te la debo.

- Eres el mejor amigo del mundo – grita Charles, lanzándose a los brazos de Lewis.

- Ok, te ayudo, pero a cambio de una sola cosa – Pide el moreno, apartándose del abrazo.

Falofilia [Charlos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora