⁸ Nueva estudiante.

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✦ -Nick- ✦

Estaba en una fiesta, rodeado de luces y música estridente, pero todo se desvaneció cuando mis ojos se encontraron con los de un chico de rulos y antifaz cristalino.

Parecía un poco más pequeño que yo, pero irradiaba una atracción magnética que no pude ignorar. Sin pensarlo mucho, me acerqué. El bullicio de la fiesta se volvió un susurro lejano cuando estuvimos cara a cara.

Nos miramos intensamente, y de repente nuestros cuerpos estaban pegados. Comenzamos a susurrarnos cosas, palabras que no recuerdo ahora, pero en ese momento parecían lo más importante del mundo.

Nos besamos, primero tímidamente, luego con una pasión que nunca había sentido. Cada beso era caliente, casi febril, y cada contacto de labios hacía que mi mundo diera vueltas.

Bailábamos juntos, sincronizados como si hubiéramos practicado esa danza toda la vida. Cada vez que nos separábamos, algo nos volvía a unir con más fuerza.

No podía dejar de besarle; cada beso era más intenso y profundo que el anterior. Sentía que el tiempo se dilataba, cada segundo con el chico de rulos era eterno y, a la vez, fugaz.

De repente, me desperté paniqueado. ¿Había sido realmente un sueño?

Nunca me había sentido así por un hombre. Siempre me habían gustado las mujeres, pero la sensación de ese beso seguía presente, dejándome excitado y confundido. Aún sentía la urgencia de besarlo. No pude más y fui directo a casa de Tao para contarle lo que pasó.

—¿Es en serio lo que me dices, cabrón? —dijo Tao, incrédulo.

Solo asentí desesperadamente, buscando respuestas. Tao me miraba confundido, y continué:

—Lo que me tiene más confundido es si era un sueño o no, y por qué demonios siento algo por un chico que quizás ni siquiera existe.

Tao solo me sonrió, lo que me hizo sentir molesto. Luego dijo:

—Tal vez ahora lo estés descubriendo.

Sus palabras resonaron en mi mente. Recordé que a los siete años cuidaba mucho de mi amigo. ¿Y si en realidad me gustaba?

Las preguntas se acumulaban en mi cabeza. Tao me tomó del hombro y me consoló, diciéndome que no tenía que descubrirlo todo ahora, que aún tenía tiempo y que quería lo mejor para mí.

Lo abracé y, tratando de aligerar el momento, dije sarcásticamente:

—Creo que estoy enamorado de ti.

Tao me dio una palmada en el trasero y respondió:

—Idiota.

Los dos nos soltamos a reír, y nos separamos.

Los dos nos soltamos a reír, y nos separamos

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No, ni en tus sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora