Secretos revelados

Prólogo

A veces Severus Snape se preguntaba si la vida lo odiaba, si acaso su destino estaba sellado a la infelicidad y condenado a sentirse como lo peor del mundo.

Porque solo así se explicaba las desgracias que lo habían atormentado en los últimos años.

No era justo. No, nunca lo fue. Él nunca les hizo algo a ese grupo de idiotas como para que lo molestaran e hicieran de su existencia más miserable de lo que ya era. Pero por culpa de razones que aún le parecen tontas, desde el primer día que puso un pie en Hogwarts y tuvo la desdicha de toparse con ellos, todo se fue al carajo.

Luego, con la aparición de Lady Whistledown, todo empeoró.

En definitiva, su existencia estaba maldita, tanto que aun cuando él había sido la jodida víctima, estaba ahí, en la oficina del director Albus Dumbledore haciendo un juramento inquebrantable, para no decir que Remus Lupin era un jodido hombre lobo.

Que intento matarlo

Por culpa de Sirius Black

Que se excusaba diciendo que solo quería hacerle una broma.

Al final había sido un intento de asesinato y ¿Qué hacia el viejo loco?

Claro, proteger a sus Gryffindors que para colmo resultaron ser unos malditos animagos ilegales (ojalá la vieja chismosa esa se enterara pronto).

Restándole importancia a uno de los sucesos más traumáticos de su vida, sin importarle cómo eso lo hacía sentir.

Severus se sentía enfermo. Tenía una mezcla de emociones en su interior que solo lo abrumaban, quería llorar, gritar y maldecir a ese grupo de idiotas que solo amargaban su existencia, los odiaba. Pero sobre todo, odiaba a Black, el peor de todos.

El que a base de engaños logro que fuera a la casa de los gritos justo en luna llena, y en donde si no fuera por Potter hubiera muerto a manos de Lupin. Lo peor, no podía decir nada ahora, solo vivir y fingir que nunca intentaron matarlo.

Joder la vida era horrible, quería morir y que sorpresa, no era la primera vez.

¿Cómo llego a esto su vida si hace unos meses todo estaba bien?