Capitulo 10.

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Jasper Gibson.

Ahora han pasado tres días desde que Ana desapareció. Tres días interminables de incertidumbre y miedo. Me siento al borde de la cama de hospital de Julián, observando su rostro sereno. Cada pitido del monitor es el recordatorio de lo frágil que es su vida.

No he podido dormir bien desde que Ana se fue. Me esta consumiendo la desesperación al no saber si esta bien o no y me siento tan inútil sin poder hacer nada pues no puedo dejar solo a Julián. Por eso le he pedido a mis suegros y a la hermana de Ana que vengan.

No puedo manejar esto solo y se que ellos harán de todo por ayudarme. Cuando llegaron esta mañana el alivio fue inmediato, aun que temporal. La presencia de la familia de Ana me da fuerzas, pero también subraya la gravedad de la situación.


―Jasper ―me llama Isadora, la madre de Ana― ¿has comido algo?
―No tengo hambre, pero muchas gracias.


Ella asiente entendiendo.

Me levanto de la cama de Julián y camino hacia la ventana. La vista del estacionamiento del hospital no ofrece consuelo, pero es mejor que mirar los monitores y tubos que mantienen a mi hijo con vida ¿Cómo es posible que todo se haya desmoronado tan rápido?


―Jasper, ven aquí ―Lila, la hermana de Ana, asoma su cabeza por la puerta― la policía quiere hablar contigo.


Sigo a Lila hasta una pequeña sala de espera donde me esperan dos oficiales. Uno de ellos, el detective Harris, se pone de pie y me ofrece un asiento. La tensión en su rostro no presagia buenas noticias.


―Señor Gibson, hemos identificado al hombre con el que estaba su esposa en el bar ―comienza y siento mi corazón latir con fuerza― se llama Theo Bianchi, tiene antecedentes y ordenes de alejamiento en su país natal, Italia, pero no hemos podido confirmar si son graves o no. Estamos haciendo todo por localizarlo y dar con el paradero de Ana.
―¿Cuánto tiempo creen que tardaran en encontrarlo? ―pregunta Lila mientras yo trato de procesar toda la información.
―Estamos haciendo todo lo posible, prometemos encontrar a su esposa ―contestan tranquilos dirigiéndose a mi.


La promesa es reconfortante pero necesito mas. Necesito a Ana de vuelta


Sueños de silicio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora