Capítulo 3.

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El peso de mi falla me sigue carcomiendo aun que ahora no lo siento tan asfixiante como antes. Han pasado dos días y todo ha ido tan bien que no pienso arruinarlo con eso. Julián ha estado mucho mas activo de lo normal y Jasper ha sido muy cariñoso conmigo. Incluso tuvimos una cita, llevábamos más de 3 años sin tener una noche en donde sólo saliéramos nosotros dos.

Hoy tenemos que llevar a nuestro hijo al hospital nuevamente a hacerle unos chequeos pues es raro el que se halla recuperado tan inmediatamente, trato de no pensar en eso y solo disfrutarlo como nunca antes.

―Mami, estoy listo ―Julián aparece con un cambio de ropa que no había visto antes.
―¿Y esa playera? ―le pregunto mientras le acomodo el cuello.
―No se, ahí estaba en mi ropa― me responde y no puedo evitar besar su mejilla.

Es el niño mas bello que conozco, sus pequeños ojos verdes están recuperando el brillo que me encanta ver en el, en si es muy parecido a Jasper, ha sacado sus ojos claros y sus rizos rubios, solo nos parecemos en los labios delgados y la nariz respingada.

Jasper también me indica que esta listo y salimos de la casa con una extraña sensación, pues hoy recibiré una respuesta a la que le tengo tanto miedo. La respuesta puede ser positiva o puede ser negativa, no hay punto medio.

Prestó atención al camino mientras escuchamos una canción que no recuerdo haber escuchado antes pero mi esposo y mi hijo la cantan eufóricamente y siento el corazón rebosante de paz por verlos sonreír, definitivamente soy el peor ser humano de este planeta, no merezco ni una pizca de el amor que me dan.

Se me empañan los ojos así que inmediatamente volteo mi cabeza a la ventanilla para que no lo noten. El cielo esta muy soleado.

―¿No se les hace raro que no ha llovido cuando se supone que es temporada de lluvia? ―les pregunto intentando distraerme de mis pensamientos.
―Tienes razón ―Jasper me secunda.
―Yo leí que puede ser por el calentamiento global ―me responde Julián.
―Que niño tan inteligente.

Le doy un pequeño beso en la mano a mi hijo y seguimos en el camino.

Finalmente llegamos y los niervos crecen tanto que siento que voy a vomitar, no me quiero desmoronar si recibo un mal resultado.

Subimos a la sala de espera y mientras yo tomo una de las manitas de mi hijo y Jasper toma la otra. Los amo.

La doctora nos indica que pasemos a la habitación y siento un gran nudo en la garganta. Le hacen muchos chequeos a Julián y toman muchas muestras de sangre, que temo que quede seco.

―Voy al baño ―me indica mi esposo y asiento.

Espero mientras veo como los doctores se sorprenden al ver los resultados de mi hijo. De verdad estoy deseando que no sea nada malo.

Jasper vuelve y me entregan a Julián quien se encuentra un poco débil por tanta muestra de sangre que han tomado, pero siento que ambos descansamos cuando estamos en los brazos del otro.

Pasamos a otra sala en donde nos piden que esperemos un poco y siento que no soportare ni un minuto mas, pues veo como la intriga y el suspenso comienza a comerme, tratamos de platicar cualquier otra cosa y fingimos que no estamos en el hospital en el que mi hijo ha estado al borde de la muerte incontables veces.

―¿A dónde te gustaría ir de vacaciones? ―le pregunto a Julián, mientras él esta sentado en mis piernas jugando con mi cabello.
―Creo que a Italia ―contesta con una gran sonrisa.
―Pero si hasta hace una semana has dicho que has querido ir a Brasil ―y el recuerdo de su voz débil y enferma cuando le hice la misma pregunta hace una semana viene a mi memoria.
―He cambiado de opinión ―responde simplemente.

La doctora que ha atendido a Julián desde el comienzo de su enfermedad entra a la sala y trato de descifrar en su mirada si son buenas o malas noticias, pero no encuentro ni una señal. Jasper apoya su mano sobre la mía y le da un pequeño apretón.

―Es increíble la mejoría de Julián ―nos informa leyendo el expediente de mi hijo― no tenemos las palabras exactas basadas en la ciencia pero parecer ser que la enfermedad se ira yendo poco a poco de su cuerpo, de verdad no le puedo dar mejor respuesta a esto mas que un milagro.

Suelto a llorar de felicidad y el nudo que tenia en mi garganta se desvanece, abrazo con fuerza mi hijo quien tiene la sonrisa mas grande y bella que jamás he visto en su cara, Jasper también nos abraza y siento que ambos tememos hacer mas preguntas.

Se que parece incierto todo esto, suena a algo imposible, algo irreal ¿De verdad este es el fin de la batalla? ¡Si! Nuestras plegarias han sido respondidas y han dado el milagro que llevábamos tanto tiempo esperando.

Sigo tan aferrada a mi esposo y a mi hijo con el miedo de que todo esto sea una pesadilla, de que la enfermedad me arrebate a mi pequeño y que el secreto que estoy ocultando de mi esposo salga a la luz y me deje.

No puedo parar de llorar de tan feliz que me siento.

Después de media hora más en la que la doctora nos explica más cosas y nos pide que dentro de dos semanas lo volvamos a traer para otro chequeo, salimos del hospital y siento que estoy dejándolo todo atrás, una mochila que sentía tan pesada  y que me estaba sofocando se ha quedado ahí adentro y ahora todo será distinto.

Al salir comienzo a sentir unas gotas y me doy cuenta de que ha empezado ha llover.

―Que raro ―les digo― cuando entramos no había ni una sola nube.
―Lo invocaste —bromea mi marido.

Y en eso se basa el día mas feliz de mi vida.

Sueños de silicio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora